Celeste se le enciende el alma al más bravo de los astros,
se ilumina el sol callado y lo muestra con regaños
alumbrándonos. Y las llamas del calvario lo queman todo a su paso;
y un día entero a su rango le dedican los humanos, las huestes
gangrenarías y los tiranos más dogmáticos. Se ve fluido y dorado
y de amarillo pintado deja trazos, se atrasa el reloj de mano y el
de arena cae a cantaros; explotando sin descanso lo olvidado.

Y por la orilla una ostra, se abre a los cielos gritando…

- Si quedan dos, el milagro, traerá sus cambios climáticos.

Y se seca lo mojado; y a lo verde se le ve grisáceo. Y la vida
arde en pedazos y hasta a las sombras de palo se ven ardiendo
en los llanos. Se va el amor al pasado y se vierte sobre el presente
sin dudarlo. Se escucha un verso sangrado y un corazón que dormitaba
no se imaginó el escándalo; y sin ver los daños pidío aplausos. Pues
lo ha osado y creó un sueño embelesándonos. Y en nervios se dio
a los cantos de unas sirenas remando, con sus cactus rio abajo.

Y vuelve la brisa a refrescar el escenario; los poetas y los bardos…

Que riegan agua sobre los campos, después de siglos goteando
sobre tejados sin gatos. Y entre aguaceros y rayos vuelve mayo del
cadalso meditando. Trae a cuestas la canción del ruiseñor que se
desploma cuando agota; y da a la muerte otra vuelta por su
historia redentora. Y de una especie en otra especie vuelven las
mismas de ahora, se consuelan y se agreden invasoras, ponen
minas y a la gloria dejan sorda; y la noche lega su hoja inspiradora.

Pregonan alto las bocas y se escucha un coro a solas en las
penumbras de una alcoba amplia y devota. Nada tendrá
solución si el sol nos toca, pues en fuegos la verdad traerá
discordias; y unos trapos y más palmos traerán broncas. El
dolor da a la ilusión ardor y estola, la conciencia da razón y
armas ya sobran. Y en días de Sol la luz se inmola victoriosa
sobre olas, tronando honda, sal de amapolas prehistóricas.

Tirará sus normas sobre conchas ¡Y sobre girasoles; bombas!

Alas de alondra canosa, genialidad y retoricas, prosas y bolas;
la rosa llegó hasta roma e inventó la guerra atómica apostólica.

Y envió a Dios por la ventana a las mazmorras; y quedó sola.

Y a este mundo lanzó aromas ¡Y sobre girasoles; bombas!

Gimiendo oronda reflejada en las memorias que aún la oran:

Poniendo huevos de ostras que enamoran con sus colas…

¡Y sobre girasoles; bombas!

La voz puede presumir de horas morbosas, pero el trauma de
la luz la descontrola; y diseca al corazón que el cuerpo porta.

Bajo el sol queda el rencor y el don no honora, si no honra; pues
solo amor del corazón salva a los tórax del palpitar con dicción.

Susurran brizas melódicas: – Alquilar la inteligencia no da voz,
pues la propia es la que inspira con razón; la luz que brota del sol.

Y sobre girasoles, bombas; ¡toda vida se rehace si aprendió!