Después de una larga madrugada, bajo palmas, bajo aleros, bajo sabanas,
divisando la luz desde otras páginas, al final ya he llegado a mi morada…

Después de una larga madrugada, de aguaceros, de parrandas y de trampas,
vi a la luna abandonarme en la mañana; y entre verbos vi una espiga que
secaba, mientras lánguida me hincaba las entrañas. Y en las sombras me
perdí tras varias faldas; y en las rondas me encontró quien me buscaba.

Salí al paso de la musa que hoy me falta; y volví con la esperanza de
encontrarla. Después de una larga madrugada, si la aurora lega al día
estrellas altas; y el edén florece en sueños admirándolas. Después de una
larga madrugada; cuando partan, cuando vuelvan sin razón corazonadas…

Cuando pierda la confianza de encontrarla; y la vea en otro espacio acalorada,
recibiendo el sol de espalda en la ventana, después de una larga madrugada…

De difuntos corazones de diluvio, de refugio en lo profundo de mi estudio,
de dinero sin tenerlo y pagar mucho. De aventuras de cartuchos en lo oscuro,
de buen sexo arando líneas de astros brujos, entre humos y delirios diminutos;
de licores embriagado y olvidando, que mi musa se ha perdido y yo la busco.

Después de una larga madrugada, pues andar la realidad sirve a menudo…

¡He llegado a mí morada al desayuno!

Y recuerdo en estos versos que al crepúsculo, le di besos, los vendí y robé
de intruso. Que la mano del adiós la tendí a algunos, que las puertas de mi
voz las abrí en público. Que el regalo que llegó trajo sus frutos, dedicado
con su pluma a nombre suyo; - ¡Toda tuya me tendrás porque te busco…!

¡He leído en una nota que descubro!

Después de una larga madrugada, he llegado a mí morada al desayuno; y
he leído en una nota sobre un busto… ¡Toda tuya yo seré porque eres único!

Y ha firmado con la magia de su embrujo, que la vida nos trazó ya un rumbo
juntos. Que en la próxima estación llegará el alba, a inundar con su roció la
mañana. Con sus cintas de colores y guirnaldas, con sus rosas, coroladas,
sus canciones y plegarias; y despierta la ciudad traerá su gracia….

Después de una larga madrugada…

Yo tras ella y nos cruzamos en lo oscuro cuales almas solitarias.

Pero después de esta estación llegará el alba, con su luz a iluminar mi
loco rumbo. Y a la hora en que lo digo no lo dudo, que mi musa volará
por otras páginas, que su firma dejará sobre mis muros; y que su lira
tocará frente al Vesubio, recordando la canción que susurraba…

¡Después de una larga madrugada!