El Carrusel endiablado.

 Un Carrusel encantado gira al sentido contrario en la plaza de este pueblo
donde el destino me trajo, un Carruaje dorado tirado por Barbaroja y
empujado por caballos que junto a un árbol plantaron. Las Alazanas, las
Sirenas y los Diablos giran tras él importados, por la sobria inspiración
con que yo paso. La Carrosa trae dos Gallos quiquiriqueando en lo más
alto, erguidos sobre los costados. Sus cuatro ruedas dan pasos y se deslizan
hasta que las rimen a ir más rápido, porque vuelan y cual Fénix del Calvario,
vuelven en tinta a mis párrafos; y ya no tengo que decir por donde ando.

Cabalgo encendido a caballo cual General por los prados, me mantengo
cuesta abajo por precipicios y cantos. Bailo una rumba y un tango y en la
plaza soy soldado, que marcha hacia un rumbo raro, por aquí por donde
ando. Arriba ya está nublando y en mareos me pierdo ingrávido, las dos
cañas que he tomado al Carrusel giran rápido. Veo Sirenas que silbando al
desnudarse atraen magos, las Alazanas cabales en cuatro patas trotando
bajan y suben del árbol. El Diablo ya Colorado se hace cenizas gritando; y
Barbarrojas que no es santo, le toma el nombre prestado a un tipo cándido.

- A cualquiera que le pase por el lado, por aquí por donde ando, por donde
a veces me escapo a dar una vuelta en carro, por mi mundo de troyanos…

Y en el Carrusel giramos hasta que paren los párrafos y viremos para
el otro lado, pues por aquí por donde ando nadie sabe a dónde vamos; y
la historia es diferente en cada acto. Miel de colmenas libando, abejas
reinas y zánganos. Telas que caen en colores mientras que cantan los
gallos. Las luciérnagas alumbran hasta mayos, entre velas se disipa el
buen verano; y el otoño y lo que queda se nos pierde en lo incurvado. Y
de azul por la pecera se me exhibe una sirena ahora ondulando, agitando
cada ola de este cuadro; y tentando a Barbaroja con su cola de pecados.

‒ ¿Por dónde vine, por donde ando, por donde caigo en sus brazos?

‒ ¡Si en el sentido contrario me despierto y solitario solo vago…!

- ¡Y solo aquí en mi carrusel recuerdo al niño que fui antaño!

‒ ¿Por dónde vine, por donde ando?; que Carruaje endiablado…

- Que siga el tiempo pasando, que vengan versos y párrafos; y que vivan
para recordarlos, por aquí por donde hoy ando, apurado pero a salvo.