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Channel: Los Susurros de Cantero
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Estampas ingrávidas.

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Como un verdadero ojo
 Cuales pétalos de flor de colirio restregados contra un ojo
y contra el otro exprimidos, las lagrimas inundaron los ríos
y desbordaron los precipicios. Se llenó el lago de niños y
las niñas por sus caprichos les consintieron besitos entre
sus pechos y ombligos, pues para abajo el dedillo distraído
en tempo rico, sentenció lo presentido por espíritus.
El mar corrió por caminos y entre lagrimas de libido el
lagrimal lloró tinto cuando se sintió vencido por sí
mismo. Qué pena me dio escribirlo y describirlo sumiso,
la piel es débil y lo muestra con sus signos, haciendo guiños
prohibidos que rescatan del olvido a un pelegrino y lo hacen
mito; y si la dejan, se eriza a gritos y suda vino entre gemidos.
La mirada incontrolada hacia el abismo, perdió la altura,
del juego digno. Y se rasgaron las lozas del pasillo, mientras
la semántica agitada se abrazó desconsolada al equilibrio. Y
las corolas perdieron brillo antes de caer al piso y rodar
bajo molinos. Y hacia Venecia las góndolas navegaron por
su himen, pronunciando quejidos bíblicos que inhiben.
- Y se vio crucificada, loca de ansia y cómo bala de rifle…
Frente a velas masturbada cuales signos pervertidos de
lo que nunca había visto, con el limbo encandilado hasta
el delirio, toda en cuerpo acariciada entre dos pinos, se
mecía acalorada dando gritos. Y sus ojos divisé entrando al
abismo, belicosos, incendiarios, resentidos; y extraviados
los dejé cuando salimos, visualizando serenos lo vivido.
- Y vaya Dios a saber lo que ellos vieron padeciendo, pues
yo mismo ahora he descrito el secreto del mito del coito.
Bajó su rostro y abrió los ojos, se abandonó derrotada al
cataclismos, oró en silencio y tras consumar el milagro,
volvieron los quejidos a escucharse bien bajito. Un fuerte
dolor de vientre le contrajo el apetito y los sonidos. Y
cuando ganó sentidos pidió a sus anchas buen vino y su
cigarrillo favorito; y de rodillas por el piso, humeó su tinto.
- Y dando gritos remontó entre los dos pinos, al infinito…
Y envuelta en lágrimas llovió y bajó bajo aguaceros, llenó
los lagos, manantiales, riachuelos. Y ensalivada hasta los
ojos mató el morbo, abrió sus poros y ante un pozo se fue en
chorros. La sangre en migas, la linfa en rojo, la vida misma,
humedeciéndolo todo con sus antojos copiosos. Alma de agua
descrita explorando un coco, por su mirada hasta el fondo.
- Y poco a poco, la vi inundada, aquejando por estampas,
cual laguna ante los ojos de una Dama, que pena orgásmica.
‒ ¡Alma de agua, de ojos llorosos; y mirada ingrávida!
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