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Channel: Los Susurros de Cantero
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La GranDiosa y su esclavo.

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 De la terraza a la puerta y desde el mostrador hasta la escena,
no hay otra maja más hembra que la que narran mis letras. Es
el tormento de aquellas que por estos lados llegan, es el gozo
de los machos que la hornean cual asado; y es mi presente y
pasado, la redención de mis brazos y el ocaso de mis años. Y
cuando entra la aclamo y la toco mientras voy contándolo, la
ondulo al frente, a los lados y le rimo a cada paso sus zapatos.
Ella es la Diva de bardos y la Deidad de los tambores africanos,
la clásica bailarina de encantos que hasta con dos ha bailado,
la Herejía del cadalso pues de hombres ha matado a los más
malos y a los diablos les ha dado cuerno y látigo, alas y ardor
a los santos y a mí su carne y pecados. Ella es el morbo en
pedazos repujados y ajustados en un carro, el chisme de la sal
del barrio y la que votó contrario al alcohol de pocos grados.
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Y yo la meto y la saco de mi corazón de trapo que de ella vive
enamorado, la contorsiono, la abrazo y cuando ambos giramos
ya con otro se ha alejado y baila tango. La atiro con un vistazo
y viene a coquetearme al baño, nos damos dos pases rápidos y
salimos apurados suspirando. Y cuando las velas apagamos la sala
entera oscurece y solo quedan los gallos y las luces de tejados;
y afuera maúllan los gatos y adentro nos reivindicamos coitando.
- Y la Gran Diosa a su esclavo, adora como un palo mágico…
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Yo me le pego y despego, me voy, vuelvo y dejo muestras
sobre las dunas de su pecho. Luego emerjo y me sumerjo en
las entrañas de sus huesos cumbancheros. Busco un ritmo
en el tintero y le pongo música al verso, la relajo, me
desmiembro y cuando nos describo haciéndolo, se entiende
alto un bolero y nosotros dos gimiendo. Subiendo juntos al
cielo y en el séptimo sonriendo, los dos ebrios de contentos.
Los días de fiesta la dejo ir a saciar sus deseos mutando al
mundo bohemio, la adjudico y la concedo hasta al más necio
del ruedo que desee mirar de lejos su espectro de mujer con
ego fotogénico, pues nadie le acerca si vengo y si no vengo
sin celos puedo quedarme durmiendo. Les doy sus ojos, sus
cabellos y sus credos más excéntricos; y me quedo entre sus
pensamientos merodeándole con mis versos su cerebro.
- Me lleva metido dentro, bien adentro de su cetro para negros,
de su tambor de conciertos donde mis dedos dan cuero…
- Y cuando coincidimos ya sin sesos:
bailando acebo
Nos desquiciamos moviéndonos y nos calamos a tiempo
porque sabemos que es bueno, nos vivimos todo el tiempo
y nos desvivimos sueltos para sentirnos corriendo, se nos
va el alma en un sueño y en un te quiero mil rezos. Y la
melodía del silencio atrae entre notas espejos que nos
reflejan mordiéndonos al calor de un bar de pueblo; y al
mirarnos recorremos cada paso con la caridad del gesto.
Y al mismo instante volvemos, a darnos besos y besos…
- Hasta que agota el tintero descrita y dicha entre versos,
alocada a pluma por el suelo con mis efectos poéticos.
- Cual  la grandiosa deidad de mi Panteón de sonetos, cómo
el esclavo sin par de mi majestad los deseos de su cuerpo.
‒ ¡Que voy a canonizar, para eternizar su recuerdo en cada cuento!

Diseños de Daniel Acebo Rodríguez
Foto de Acebo
Humorista gráfico, Pintor y Diseñador.
Sagua la Grande, Villa Clara, Cuba, en 1966.
Graduado de la Escuela de Bellas Artes de San Alejandro, la Habana en 1986.

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