Siguen pasando los días y veo mi vida,
perdida entre los cimientos de edificios,
se me cerraron las puertas del destino; y
hoy me ahogo entre tristezas que respiro.
perdida entre los cimientos de edificios,
se me cerraron las puertas del destino; y
hoy me ahogo entre tristezas que respiro.
- Y reniego cual un zombi en las tinieblas; y
me muero porque las penas me inquietan.
me muero porque las penas me inquietan.
La carencia, las querellas y tragedias,
ruedan locas y socaban mi cabeza. Y
entre velas veo que escapa mi leyenda,
cual la férrea soledad de un cruel poema.
ruedan locas y socaban mi cabeza. Y
entre velas veo que escapa mi leyenda,
cual la férrea soledad de un cruel poema.
He perdido coherencia y estrategia, la
cadencia de mi voz y hasta la estrella,
la confianza, la virtud y la destreza; se
han sumido en las perfidias y las quejas.
cadencia de mi voz y hasta la estrella,
la confianza, la virtud y la destreza; se
han sumido en las perfidias y las quejas.
Y hoy no siento aquella dicha que vivía,
de levantarme el domingo entre familia,
de cantar las mañanitas a mi cría, con
su pan con mantequilla y leche tibia.
de levantarme el domingo entre familia,
de cantar las mañanitas a mi cría, con
su pan con mantequilla y leche tibia.
Siguen pasando los días y veo mi vida,
oscurecerse rendida en una silla,
cabizbaja sobre el borde de una quilla;
y atormentada en la cama mal dormida.
oscurecerse rendida en una silla,
cabizbaja sobre el borde de una quilla;
y atormentada en la cama mal dormida.
‒ Aclarando entre anagramas, pesadillas.
Siguen pasando los días vida mía; y esta
racha tan senil me infertiliza. Ni con
crema llego ya a cerrar bien mi herida,
pues por culpa del trajín no cicatriza.
racha tan senil me infertiliza. Ni con
crema llego ya a cerrar bien mi herida,
pues por culpa del trajín no cicatriza.
- ¿Qué me queda, que me queda, que me
queda, que me queda por vivir para quererla?
queda, que me queda por vivir para quererla?
Esta vida me la he impuesto entre dilemas,
sin perdón pues yo no pido a los que tengan,
sin rencor pues no desdeño su influencia;
ya que nada pido a cambio para ella.
sin perdón pues yo no pido a los que tengan,
sin rencor pues no desdeño su influencia;
ya que nada pido a cambio para ella.
- Qué me queda, que me queda, que me queda?;
si mis esperanzas ya no vagan sueltas…
si mis esperanzas ya no vagan sueltas…
- ¿Qué me queda por vivir si nada empieza?;
si a la hora no calé, cual cenicienta…
si a la hora no calé, cual cenicienta…
‒ ¿Qué me queda por decir antes que muera?
- ¿Qué me queda, que me queda, que me queda?
Si los plomos de mis dientes se despegan, si
mis sienes ya se arrugan y disecan; y no he
podido aún cumplir con mis tantas metas. Y
la línea del adiós veo que se acerca…
mis sienes ya se arrugan y disecan; y no he
podido aún cumplir con mis tantas metas. Y
la línea del adiós veo que se acerca…
- Quiero terminar mis días entre letras,
en la eterna soledad de un cruel poema.
en la eterna soledad de un cruel poema.
- ¿Qué me queda, que me queda, que me queda?;
si el amor que un día sentí al frio se congela…
si el amor que un día sentí al frio se congela…
- ¿Qué me queda, que me queda, que me queda?
‒ ¡Solo la fea veleidad de un cruel poema,
solo la fiel caridad de dar mis letras…!
solo la fiel caridad de dar mis letras…!
- ¿Y qué queda en realidad, al leer estas?
‒ ¿Qué me queda, que me queda, que me queda?
Diseños de Daniel Acebo Rodríguez
Humorista gráfico, Pintor y Diseñador.
Sagua la Grande, Villa Clara, Cuba, en 1966.
Graduado de la Escuela de Bellas Artes de San Alejandro, la Habana en 1986.