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Channel: Los Susurros de Cantero
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Las sarcásticas elucubraciones del amargado Míster Yo.

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El samurai justiciero Loic Trehin by Ariel Arias
 La expresión del saber ser sin retenernos, debe ver si en frente nuestro hay un objeto, o si la prosa hecha verbo, trae el remedio que bien cale al pensamiento. La canción que un día cantó un ser que hoy ha muerto, me recuerda que el crisol no es más profético, que las fibras del intelecto ecléctico que dieron razones a Homero, para en soldado hacer versos y en Poeta hacer dinero. Acentuando el magisterio de lo incierto, que fue cierto en un pretérito imperfecto, quizás porque se lo dijeron. Pero sin anular con un dedo, a pluma, sangre y criterios, el temple de sus enemigos fieros, ni sus talentos.
– ¡Y ahora me entero que ha vuelto, un tal Señor puros genios, encantado de sus gestos altaneros…!
 Lo conocí hace ya un tiempo en un condado de esos, viejos entre los viejos. En el sepulcro de huesos que reinaron sin complejos y en vida batieron cetros de épocas que hoy leemos. Entre bardos y bohemios, entre cañas y conventos de concreto, junto a poetas sin celos en el castillo del beso atado al cepo. Y con los amigos bebiendo alejado de su aliento, pues cual castigo y veneno mata sueños. Míster Yo, si lo recuerdo, es el primero en recuentos que hablen de sus propios dedos, tiene blindado el cerebro con laminas de fino acero; y su lengua corta pelos, cual filo de cuchillo pérfido.
 Si dicen dos es gemelo, si multiplican opuesto, si hablan de cuerdos es necio, si nada entiende al concepto confunde lo que le dijeron con sus reglas y argumentos para incrédulos. Y se lanza a defenderlos sin respeto, cual Don Quijote molinero, sin deber reconocimiento al culto ajeno, ni aceptar que haya otros buenos en su tiempo. Para el solo cuenta su espectro y la sombra de sus sesos pendencieros; y si exclama no recuerdo, pues no aprecia ni un precepto. No existe oscuro sin negro, nunca antes de el escribieron, en el cielo Dios no es serio y en la tierra existe un peso, que atrae al suelo sus deseos.
― ¡Míster Yo, Don Majadero, la prenda opaca el atuendo!
– Las luces del vertedero son fuegos fatuos de restos, las divisiones de medios empobrecen por defecto; y entre ángeles y ciervos esgrimen santos de hielo, diluidos por rezar que son eternos.
El perro feliz by Ariel Arias
 Si dicen sol pone un techo y se aviva como Prometeo en un incendio, se ataca a perros cogiéndolos por el rabo, o por los pelos. De sus cabellos morenos salta a la pista un conejo, con su barita de queso caza ratones para comérselos crujiendo. Nunca se muestra sincero y solo critica mordiendo el cruel defecto. Y si lo exaltan no es feo, se equivocan pues su bello es de museo y no hay modelos sintéticos. Pues el suyo es único reitero, cual absurdo mejor premio al ser diestro descontento de saberlo. Míster Yo tiene intelecto, solo que es adicto a su propio genero; y a quien acepte sus peros.
― ¡Míster Yo, anti lo nuestro, quien diga soy se da a pecho y no rompiendo lo ya hecho sin tenerlo!
 Por su sentido hacia adentro la verdad tiene razón si el da el consejo, detrás de rimas sin versos solo existe la palabra del sujeto. En los orgasmos aquellos fue su gracia quien puso el grito en el cielo; y no los besos sin méritos que de otra boca le dieron al quererlo. Nada lo piensa al derecho pues honora su bis terco presumiendo de incorrecto. Míster Yo cual personero juzga a quien parta directo y a quien se insulte al leerle en sermoneos. En sus rotundos fríos nervios se deduce que no existen paralelos, que solo el sin remedio se interroga, se responde y resumiendo, se hace el juego.
Los justicieros Ryu Jin by Ariel Arias
 Pero la mejor del cuento, la talla que parte el pecho y que yo aún no le creo, es la de entenderle diciendo que existe una casta de ineptos que escriben por mero desdeño. La de escritores menores, que no hacen parte del pueblo. La de otro bando del gremio maromero, de tipos vanos sin precio que el rebaja al grado cero. Pues Míster Yo hace del viento la corriente de lo excelso, la suya propia reitero, pues para aceptar tal genero hay que ser malo de adentros y un envidioso congénito. Ya que nadie dijo oyendo que entre Cervantes y Homero oscila un ciego, pues la helada del invierno tiene eternos recomienzos.
― Míster Yo es un tipo de eso que se las da de certero y da en el tétrico…
- El Dios del fuego moderno y el Robin Hood sin sombrero, cual un frío cenicero a cabo oliendo, en el cual al fin del gesto, se apaga el sarcasmo grosero de sus siniestros criterios…
– ¡Pues quien recluye cerebros catalogándolos de hacer menos que su peso y adorándose cual genio por defecto, elucubrando con reglas de lengüeros, es porque el suyo ya ha muerto hasta de celos; y no le queda ni un rezo!
― ¡Míster Yo, juez del soneto, se ha colocado en mal medio, al querer ser centro opuesto!


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