– Entre penumbras y a oscuras vagan sombras, almas, cuerpos, avanzan sin sol, ni techo bajo las nubes sin lluvia y se eclipsan en el cielo para aclararse entre truenos, amaneciendo.
― ¡Ruda es la noche sin sueño, al igual que sin los sueños, rudos son los días enteros…!
Rudos son los sentimientos, el olvido y los recuerdos, tanto como lo son el silencio, la soledad al extremo y la compañía de aquellos que hoy mismo no nos merecemos ni en recuento. Y a quienes les descontamos sus efectos y enterramos sin temerlo, en los más profundos huecos y entre hierros. El buen final y el momento cimero dan principios al inicio de un encuentro sin tormentos. Pero no son trompas, ni son huevos, son los actos y los gestos que cometemos durante un ciclo y contexto, resumidos en concreto. Y ahora que hablo de encuentros, porque no olvidar el tiempo y hacer que el cuento sea un hecho venidero, en futuro por ejemplo y viéndolo para que juzguemos, que lo dicho a sido cierto.
― Cual las sombras que al girar pierden el negro; y las hojas que al podar, no caen al suelo.
– ¡Si las vemos, resistiendo…!
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