Por tiempos grises que vienen más vale recordar veranos, a bellos cuerpos dorando sobre playa desnudados. A barracudas y escualos pervirtiendo a olas y barcos, ondulando hacia la orilla al compás de los sargazos. Y a las praderas en mayo, después del primer chubasco, roseadas de romerillo, de albahaca blanca y melado. Y pensamientos pasando igual vale recordar los saltos, altos como las cascadas que a sus lados, lanzan sobre precipicios, láminas de agua sudando. A carrozas, a caballos y hasta al ganado pastando.
– A los puentes sobre ríos desbordados, a los locos resbalando mientras los cuerdos pescamos; y a los amores preñados gravitando, que a la vuelta de los años, no han pasado.
Que puede ser que sintamos, si al aparecer los trenes vemos la niebla abordándolos, quien puede impedir, si quiere, que hojas se caigan de árboles y que se nos frunzan las cienes tomando un café en el banco. Sentados sobre viejos aparatos, con los zapatos quitados reparándolos. Por decir cosas alegres, a veces hasta nos callamos; y en las penumbras llorando, con nuestro yo nos fajamos. Justo porque el tu es extraño, cual lo ajeno y lo barato. Y le damos pincelazos, para que no se apague el cuadro, para al otoño atrasarnos.
– Y se vuelven a enfriar las camas donde duermen separados; y las que solo de un lado utilizamos, se enfrían más rápido. Y si acaso al día aspiramos, rara luz, opaca al estrellato.
Con velas y farolas brillando, sin sol al alba y con atardeceres mojados, oscurece refriando el vecindario. Y se vacían las terrazas y desertan con los pájaros, copas, bullicio y vino blanco. Se ve el otoño llegando, pues ya me siento atristado y mi yo me grita harto porque mal tiempo anunciaron; y aunque intento desviar el cuadro, mayo no vuelve ni halandolo. Y en el alero agotados ya veo a los tórtolos lánguidos, zurrando un canto arruinados, murmurando un vamos trágico, a buscar nido en un gajo, en otros lares más cálidos.
– Y acá en el sofá sentado, con las ventanas cerradas y con mis dedos tecleando un texto rápido, frente a la estufa de la sala y al costado mio una lampara, hoy reflexiono callado…
– ¡Advirtiendo que el azul me falta, que es hora de ir a la cama pues los recuerdos me raptan, viendo al tren del otoño llegando, con sus luces apagadas, hasta el final del relato..!
Photographie Ariel Arias , Photographe cubain à Paris
SITIO WEB | http://www.ariaphotographe.com |
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