Maúlla cansada a la luna, se engrifa mientra le implora, se redime tras las sombras y entre sus fantasmas se ahoga. Revuela con las lechuzas sube a los techos la cola, se eriza el pecho y la uñas y en las chimeneas pernocta, ahumando al sumo de alcobas. Y si algún gato la nota se despoja con premura, abre los ojos, pulula, se vierte en balde su esencia y los bigotes le chupa. Y vuelta loba le aúlla, cual la más temida musa de la selva de la Brujas, la que al valor que redunda, lo complementa y reputa, con la clase y la figura de sus uñas.
– Y coquetea a sabiendas, que entre sus patas abiertas, cualquiera pierde las riendas…
Busca alocada una duna y monta rauda a su cima, para reflejar su gloria, cual estrella ella infinita. Y sola ella allá arriba, baila inspirada en felinas, junto a los nardos delira, hasta inmolarse en desdichas, porque ninguno la rima. Ruina las llamas la dejan, que sin calores deprima, que a su ventana perdida, vuelva ya pálida y tibia. Sin sus pasiones, ni visa, ni sensaciones distintas, que al descender se le olvidan. Cálida salta y destila el aliento de sus vidas, se muerde cuando respira con sus ávidas mandíbulas, ondulando mientras mastica.
– Despidiendo lo que enfría, entre sus rítmicas guías, que embrujan, pero no atizan…
– Rara la gata se agacha, cierra los ojos al día y en su corte se relaja, presa en mujer pero frigida; y pasa las madrugadas en un árbol ya rendida pervertida por sus manchas, dolida.
Triste alejada termina, traicionada por si misma, cual una Bruja escondida, en la selva de las Ninfas. Resignada a su felina, sin amor pero bien rica, implorándole a la luna, que atraiga alcobas distintas, porque en la suya congela, sumida en lagrimas tímidas. Que en negro cante la tinta, que en azul se vea descrita, que los besos y las risas, vuelvan rápido a su vida. Para convertirse en Diva y desnuda sobre sillas, hacer que su hombre la pida, piropeandole por mística sus cuerdas vocales líricas y su lengua que al ser lamida, vivifica.
― ¡Tierna infinita en poesía y alabada por bonita, sin los fantasmas que humillan!
– Y se toquetea mientras piensa que entre sus bellas pierna de fiera solo su gato la mea, abriéndoselas; y maúlla, aúlla y respira dándose lima de púdica cual la Venus de la Jungla.
― Pues ni en la selva de las Brujas, existen las Ninfas publicas velludas.