Una góndola cargada de cestas rosadas va navegando rio arriba. Y de remos invertidas nadan dos sirenas lindas que la guían hasta su puerto; hacia una marina de ensueños, escondida entre dos besos de delirio que se dieron musas y genios, a media tinta y con mareos.

En la quilla va una ninfa desmoronada en sus penas, de seda blanca vestida y transparente mirada; las uñas largas partidas y el corazón hecho aguas, por las fosas de la vida.  La veo navegar toda lánguida hacia una playa sin perfidias en un oeste de magias, que en coordenadas de gracias recoge a las hembras cansadas. Y se le ve toda trágica, sin sonrisas y sin alma.

Se va a un Convento en el cielo que queda allá en Toda Calma, entre sueños de esperanzas. Se va a reposar sus ansias y a darse baños de amada que le hagan olvidar los sufrimientos. Se va a olvidar que no la aman; y a recuperar su espada, pues la ha perdido corriendo…

Se va a rezar olvidada en un Convento de Mármol que se alza solitario y dormido en las cimas de una península en Jaque de Rey torcida. Donde fundidas en plata de Indias y en perlas de desiertos de África, se descansan magnificas muchas Venus solitarias; que necesitan caricias, para sentir que están vivas.

Gritan alto no te hartes aunque te sientas indecisa, y siempre guardan sus sonrisas aunque las penas las maten. Viven desnudas y al aire jugando cartas sin naipes que en la belleza se inspiran, componiendo esas notas límpidas que al sol no causan desaires, cuando las cantan las Divas. Son dueñas de aquel paraje con mar de noches y de día, y allí pasan las tardes meciéndose sobre hamacas y entre brizas; allí viven sus delicias, lejos de hombres y males.

Todas desnudas sus curvas ondulan por las aceras de la citadela contigua solo construida para hembras. Sin saber que muchos ojos las miran acechando sus sonrisas, desde un Convento de Ángeles que del otro lado hacen planes, para en las noches derretirlas. Diremos que lo imaginan pero ellas se hacen las ciegas, hasta que la terapia termina y regresan a sus lares encantadas de su dicha.

Y entre sabanas metidas se imaginan fotogénicas, llenas de magma y rojizas como un volcán vueltas piedras. Andariegas y pintoresca se pasean de esquina a esquina por aquella isla desierta. Y en kamasutra hacen rimas con orgasmos y sin prisa, sobre unas camas de esperma que acalambra sus barrigas sin que se le vean las venas; y que no les avergüenza la estima ni en Magdalenas las cuenta, porque es sexo de mentira.

Allí se descansan intimas entre manzanas de lívido, vertidas en trizas divinas consentidas por su jefa, llenas de sangre en saliva y de ungüentos acalorados que les hacen arder sus barrigas. Y a puro cráneo soñando erizadas enfermizas se sienten fuertes y lindas. Dejando a los Ángeles ver milagros sentados en la otra orilla, jugando con sus dedos blandos hechos en plastilina, de la que plagia caricias.

Hacia allá se va la Reina en su góndola con cestas; a olvidarse de las penas, para recuperar su sonrisa.