Ay afrodita, como me encanta tu mística; y como me cargas
las rimas cada vez que te veo desvestida, fotogénica y altruista.

Tu cuerpo es como una espiga que de un jardín brota lívida,
lleno de rosas y cintas y de ramos de siempreviva. Con dos
botones de aurora adornando la avenida de tu pecho de
delicias. Con sensuales girasoles y zunzunes que susurran la
venida de tu vientre en carne sísmica, pues tu zumban cuando
libas corazón; y entre sudores y fintas te balanceas y desorbitas.

¡Cómo te pones de rica, fina prenda consentida! En hiedra
fiera tu silueta se eterniza en el Olimpo; y ante mi vista coita.

Y con las formas divinas que tu creación destella, tu bella
imagen de ninfa de las hembras, como espada de reliquias, se
clava entre las rimas de mi jerga modernista. Y tú te vuelves
omega, alfa, beta, gamma y delta; y en todas se te siente
helénica, como una princesa griega. Como una oda a la rítmica,
que el español pondrá vieja, dentro de alguna enciclopedia.

Ay Afrodita, si supieras, que en las noches si no estás mi
sueño aqueja. Que en un bulbo de cristal metí un poema, que
a las olas y a remar mandé en botella. Una carta, una canción,
un beso en letras; un me faltas si no estás y si estás pecas, te
vuelves venas y enfermas. Y bailamos al compás de tus caderas
descubiertas; un pas de deux, a cuatros ritmos y a la inversa.

Ay Afrodita tu me tientas a recordar más vivencias…

Cuando levantas tus brazos y abres tus piernas frenética, tus
labios grandes rosados se envician de los míos borrachos. Y
te llenas con el frasco del perfume sementado que de mis
adentros extraigo. Y tu espíritu de nardo florece a un cielo
estrellado, con lluvias que desde tus ovarios te fertilizan de
gozo hasta el fin del acto; y tu cierras los ojos relajada…

Y te sientes copulada en un orgasmo involuntario.

Ay Afrodita, tu piel melaza cobriza es como un cáliz de tinta
para quien versos escriba, cuando te pienso me inspiras y al
mirarte en cada línea te eternizas. Mística como la creatina
das energía a mi día y a mis dedos existencia. Y a mi pasión le
das lira, para en melodías bebértela. Y a mi firma otra poesía,
llena de letras sencillas; endiosadas por tu feminidad lirica.

Que el español pondrá vieja, porque con letras griegas lo
deleita; y tú reinas en omega, en alfa, beta, gamma y delta.