Por la ruta del Cantero…

 Ahora dicen que Cantero dijo de sí en muchos versos,
que no había visto ni en sueños, ni la nariz de Pinocho,
ni la Odisea de Homero, ni la lengua de Don Ciervo, ni
la estatua de un obrero con el pensamiento ecléctico y
de armas un tintero lleno. Que de ti dijo sin miedo, al
primero que se cruzó en un Congreso, que eras todo
menos lelo y que por eso no eran perfecto tus conceptos.

Que aquél con su mucho empeño nada aportará bien
hecho, porque nunca anota el método y luego olvida que
el tiempo es cuestión de padecerlo, sin que nos falte el talento;
y dijo incluso de aquellos que ven allí en aquel hueco, que
solo se saldrán ilesos quienes calculen el peso de sus
huesos; y lo cambien por dinero mereciéndolo. Más los
honestos creyendo, que los criterios correctos son certeros.

- ¿Qué dijo de ti, en concreto? ¡No dijo nada, recuerdo!

- Tu no estabas y el no es genio, ni vidente, ni consejero.

Cantero es un cuenta cuentos que todo entiende al
moverlo, mezclando en tinto el delirio y sonriendo. Un
camaján  sin complejos y un libro abierto, lleno de viejos
secretos y de argumentos sin misterios, claros como
su prosa en versos. Es un conejo mosquetero y un
lengua larga escribiendo los anales de su Universo de
léxicos; y cuando sueña es cuatrero y hasta ingenuo.

Cómo los galenos aquellos que estudiaban el
pensamiento describiéndolo. Y tú aún no sabes de
eso, tu eres aún un jovenzuelo terco, quiero decir, un
muchacho nuevo. Cantero comienza diciendo, quien
quiera hablar yo lo tiento, pues me contento
concibiendo sus deseos. Ya que en su ruta un suceso,
equivale a un año entero de paseos por varios pueblos.

 Y por aquí ahora lo vemos, gravitando cual espectro
Justiciero en blanco y negro. En el traspatio de un
puerto aprendiendo de los restos de su abuelo, sentado
frente a su espejo filmando Milsueños creciendo. Si
miran bien al tintero que desde el centro de la mesa
alumbra hacia el infinito enésimo de los confines del
cielo, verán su brazo derecho dibujando un hemisferio.

Y del otro lado, al izquierdo, cual pluma de caballero
empuñando en cada dedo su cerebro, observarán los
momentos de algún pasaje poético resuelto. Cantero
llora en silencio, porque aqueja en el destierro, le dice
loco al más cuerdo y le replica andas ciego, nublado por
tus conocimientos. Y en el crepúsculo del verso, aquí abajo
donde enciendo, se ven en pedazos sus labios hechos verbo.

- Armándose un texto medico, inspirado en sus proverbios…

‒ Y como ven a lo lejos, por la Ruta del Cantero, se encienden
prados de versos, floreciendo hasta en invierno los senderos.