Después de un largo y frio invierno.

 Los cerros ya florecieron después de un largo y frio invierno,
de años de amargos deshielos con vientos nortes violentos.

Los cerros ya florecieron y aún no ha cavado en mis sueños
el destierro en una cueva en el desierto. En el hueco de mi
cráneo abierto yacía un bulbo de madero puntiagudo y
mustio, que me hincaba hasta lo oscuro y me tenia taciturno.

Y en el balcón donde hoy fumo los vientos nortes sin rumbo,
van a estrallarse contra el muro. El cielo azul nubla apenas,
la lluvia dulce me penetra y por mi piel se deslizan gotas
viejas; y un fino ardor se entroniza en mi piel seca…

Los cerros ya florecieron pues entre noviembre y enero
llovió y tronó hasta el sol puesto, los arcoíris de versos
se esparcieron por el cielo y en el suelo se encendieron
reverdeciéndolo, con flores de colores nuevo y modernos.

Se vio la luna a lo lejos eclipsarse al firmamento y
perderse amaneciendo en cualquier lecho. La espina que
dolió en silencio, ya no la siento tan dentro lo confieso,
pues los cerros florecieron este año antes de tiempo…

- Y me la saqué con mis propios dedos, calentando al
horno el leño y con las manos en el pecho repitiendo:

‒ ¡Cuando duele el lado enfermo, hay que extirparle el absceso!

- Los cerros ya florecieron; y aún la nieve cae sobre ellos.