Tirada al suelo y casi desnuda yace la dama del cuento,
pintados sus ojos célicos dan a pensar que hubo lunas
que se cayeron del cielo. Que hubo soles por el techo y
que se encendieron luceros entre los gajos de un cedro
añejo. Que hubo velas largas, candilejas y floreros…
Botellas de champan del fino y desnudos de cuerpo
completo, poros y vellos hirviendo; y flujos térmicos…
Yace ebria estática y bocabajo con las piernas separadas,
abierta al lado la falda y los sujetadores le faltan. Su
bello busto mojado huele a incienso y a tabaco, sus rotos
tacones altos dan a sus piernas encanto; y en su cintura
un elástico, se desparrama estirado como orgasmo.
La pulpa de una fresa fresca gotea de sus labios mojados,
su corazón se ha parado pues el clímax fue bien cálido,
describo el cuadro mirándolo y descubro un gorro
plástico en una esquina tirado. Se protegió del calvario,
pero igual se murió amando; y al paraíso ha llegado.
¡Por donde quiera que andes, dime lo que te ha pasado!
¿Te fuiste atrás relajada montada sobre un banco cárnico?
¿Te pusieron a pensar al cráneo blando y aun estás
meditando a la eyaculación y al acto? ¿Te dieron besos y
besos y se pararon de hacerlo cuando se partió el alero
porque empujaste con genio al espíritu de los balcones
bohemios? Y te caíste sin verlo, vuelve del séptimo cielo.
¿O te penetraron con hierro hirviendo los ovarios y los
sesos llegándote bien adentro, hasta tus centros de juego?
Creo que al final el cuento será un crimen de amor serio.
Dilucidando en concreto estoy seguro que fue bueno,
que la razón sin complejo la empujó a bajar sin verlo,
pero sus nervios cedieron pues el momento fue tenso. Y
juntos los dos se corrieron como el riachuelo del pueblo
donde los musgos son gélidos. Y resbalaron y cayeron.
Él, solo sufrió del cráneo que se le partió en pedazos,
pero salió caminando hasta encontrarnos. Amnésico
dejó a su amada sangrando en un pantano orgásmico,
se fue y la dejó llorando con el lagrimal gastado; y
gritando dame látigo, flechazos y un abrazo erotizados.
Se murió amando, con el vientre desgarrado por sus
manos. Con el útero inflamado y el ombligo en malos
pasos sementando; y con sus labios atados a la sombra
de los labios de su amado. Se murió amando después
de un momento romántico, solo a medias disfrutado.
Resbalaron, se cayeron; y murió amando lo osado.
pintados sus ojos célicos dan a pensar que hubo lunas
que se cayeron del cielo. Que hubo soles por el techo y
que se encendieron luceros entre los gajos de un cedro
añejo. Que hubo velas largas, candilejas y floreros…
Botellas de champan del fino y desnudos de cuerpo
completo, poros y vellos hirviendo; y flujos térmicos…
Yace ebria estática y bocabajo con las piernas separadas,
abierta al lado la falda y los sujetadores le faltan. Su
bello busto mojado huele a incienso y a tabaco, sus rotos
tacones altos dan a sus piernas encanto; y en su cintura
un elástico, se desparrama estirado como orgasmo.
La pulpa de una fresa fresca gotea de sus labios mojados,
su corazón se ha parado pues el clímax fue bien cálido,
describo el cuadro mirándolo y descubro un gorro
plástico en una esquina tirado. Se protegió del calvario,
pero igual se murió amando; y al paraíso ha llegado.
¡Por donde quiera que andes, dime lo que te ha pasado!
¿Te fuiste atrás relajada montada sobre un banco cárnico?
¿Te pusieron a pensar al cráneo blando y aun estás
meditando a la eyaculación y al acto? ¿Te dieron besos y
besos y se pararon de hacerlo cuando se partió el alero
porque empujaste con genio al espíritu de los balcones
bohemios? Y te caíste sin verlo, vuelve del séptimo cielo.
¿O te penetraron con hierro hirviendo los ovarios y los
sesos llegándote bien adentro, hasta tus centros de juego?
Creo que al final el cuento será un crimen de amor serio.
Dilucidando en concreto estoy seguro que fue bueno,
que la razón sin complejo la empujó a bajar sin verlo,
pero sus nervios cedieron pues el momento fue tenso. Y
juntos los dos se corrieron como el riachuelo del pueblo
donde los musgos son gélidos. Y resbalaron y cayeron.
Él, solo sufrió del cráneo que se le partió en pedazos,
pero salió caminando hasta encontrarnos. Amnésico
dejó a su amada sangrando en un pantano orgásmico,
se fue y la dejó llorando con el lagrimal gastado; y
gritando dame látigo, flechazos y un abrazo erotizados.
Se murió amando, con el vientre desgarrado por sus
manos. Con el útero inflamado y el ombligo en malos
pasos sementando; y con sus labios atados a la sombra
de los labios de su amado. Se murió amando después
de un momento romántico, solo a medias disfrutado.
Resbalaron, se cayeron; y murió amando lo osado.
Picture by Ariel Arias.
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