Nos recuerdo ebrios ilógicos justo al filo de la gloria, comiendo pan de rabudas y tortillas de clitoria sentados en la cola de una Góndola. Me relajo y la recuento como si fuera ahora, la silueta de la Dama que me aloca ondula al ritmo de coplas, discreta y sonriendo oronda mientras la miro, goteando espuma de esponja. En la proa las almejas y las ostras se dan besos bocas bobas, humedecidas como conchas nómadas. En la pecera que engalana la ceremonia las focas y medusas glotonas se deslizan desde espinas para caer sobre rocas, donde los corales ornan y las algas trepan pompas, batiendo hacia donde la marea zozobra y traiéndolas en cantimploras, vueltas pétalos de rosas de acuarela, florecidas a la aurora.
–Y un tango un bardo le entona a la Diosa de las Olas, que desde las profundidades moja mi memoria; y me hace pensar que una coma, cala al tempo la ilusión vivida en prosa…
― ¡Y que no existe otra divisa que el tiempo, que da fortuna a quien su riqueza ahorra!
Anoche bajo un aguacero murió hervida la devota de la santidad del clérigo, cubierto el cuerpo de ronchas por la castidad del cetro y prisionera de su precio, por ejemplo. Mañana a la voz del hecho brotará la espiga cósmica que abrirá el séptimo cielo, con platillos en los pétalos y espinas porque le cupieron. Como una rosa de enero que recibe el año nuevo a la hora cero, fecundada y floreciendo. Y en el corredor opuesto plomará absurda la migraña en la fragilidad del cepo, resignada por supuesto, ardiendo como los cocos cefálicos y los caducos coléricos que atormentan hasta al ego. Y por la ruta del pueblo que llega hasta el río seco, otrora caudaloso y al puerto abierto, volverán las ganas del alma a rehacernos.
– ¡Y un año más marcará al alba, las ilusión de poder vernos, llenos de amor y de sueños!
– Cual la prístina avanzada de la especie humana, que vino a la vida a dar gracias y no a blandir sus espadas, como la adicta desgracia, que abre la boca, para escupir sus palabras.
– ¡Y un año más relataremos, si mañana, a media luz en mi cama, su silueta me acompaña!
― Cual la Musa surrealista que me libidina el karma y llena de verso mi almohada en la distancia; y allá lejos donde escapa, se ven las historias raras, que les relato pensándola.