Justo a la vuelta de los años vemos pasando cansadas, a algunas musas de marras que a solas y avejentadas vagan, aquejando sus desgracias sin almohadas. Sin Duendes Verdes, ni Príncipes Azules de alta, sin sus corazones flechados y en sus pechos una guadaña, que poco a poco, en sus entrañas se les encaja. Sin abanicos, ni mascaras, sin menciones, ni esperanzas y atadas a negros mañanas. Cambiando sal por patatas y entre lechugas podadas y hojalata, vegetarianas por practica, con la libido inflamada y poco orgasmicas.

 A la vuelta de los años, si nos paramos y miramos hacia los lados, veremos pasando a  los patos y detrás a los guanajos, asados. Al maromero aromático, al romántico malvado, a Magdalena y al Macho. Al candil de los borrachos, a los cruentos soberanos y a quien mintió para cuidarnos, pero siguió siendo sano. Al don pasado y a Sancho con el Quijote tostados, a los ciervos, a los santos y a los que partieron al cadalso sin que lo notáramos. Y si en nosotros mismos nos fijamos, esperamos no haber cambiado tanto, ciertos granos.

 A la vuelta de los años no acumulamos hazañas, por decir que lo logramos. Y nos sentimos muchachos si a la memoria viajamos y el destino aterrizamos, en algún domingo mágico, por cierto parque atestado, besados contra un árbol y rendidos ante un yo te amo. Y a las escaramuzas atadas por la rampa las rodamos, al sol pescando doradas y sirviendola en rodajas, sobre hojas de banano. Y si el aguacero escampa botamos los paraguas con colores de arco-iris; y en los confines de tejados, sobre pararrayos tronamos.

– Y caemos desangrados sobre cardos resumiendo los momentos malgastados, pues si para atrás miramos y no tuvimos cuidado, dejamos olvidados nuestros pasos, aún sin darlos.

– Y anunciamos el milagro presenciandolo, si regado encontramos lo buscado; y a la vuelta de los años, mutamos la emoción para alejarnos, por si acaso no nos damos el gustazo.

– Y algún día sin ser magos, justo a la hora del cambio, sentados bajo un árbol placidos despedimos lo olvidado, si en una esquina tropezando, un nuevo amor nos encontramos…

― A la vuelta de los años, después de tantos, si contamos…

Tony Cantero Suárez – El Idílico Existencialista – Los Susurros de Cantero – Copyright 2015

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