Voy a dejar para mañana la esperanza, lo que aún me falte por hacer de esta jornada, voy a dejar mi cantimplora y mi guitarra, sobre una mesa y en la funda de mi almohada. Voy a olvidar igual mis bultos y mis cargas, contradicciones, sinsabores y otras tramas, voy a dejarlas y me iré a surcar el agua, a donde el coco parte al medio la manzana. E iré más lejos si los pasos no me faltan, a redondear lo que en la realidad no cuadra. Por si al virar, como por cierto a todos pasa, se rompe el sueño y me sorprenden, viejas trampas…
― ¡No hablar de lagrimas…!
– Y dar con tinta el eco que en mi pluma danza, e ir más allá si no se escuchan mis palabras; y si mañana al despertar tu no me faltas, ir más allá y si te deleitas no te vayas.
– Para legar la eternidad en una estampa, el tiempo atrás, el que vendrá, muchas comarcas, sin soledad, sin malestar, con la verdad pues es sagrada; y sin lagrimas amargas…
– Tal vez, quizás, si no hubo adiós, no habrá ya nada…
Y en la distancia acalorada en la ventana, te pintaré bien delineada frente al alba, de par en par, buscando azul, blandiendo espátula. Y en ella tu alma advertirá que el viento pasa, entre recuerdos, frió el piso y en sandalias, mirando al cielo tristemente avejentada, como me pasa. Y dejare que el universo el tiempo haga, que pasen horas, días enteros y semanas, años y años por desearte vida larga. Para al regreso del desierto en una sala, la cantimplora que guardé me de su agua; y en cualquier mesa, una canción ya sosegada.
– Pues mi guitarra habrá dormido con mi almohada, para contarme lo que esta a solas habla.
― ¡Por si a la vez veo que despierta mi esperanza, no hablar de lagrimas…!
[ Click on the banners to Shop the Tony Cantero Suárez books at powells.com]