Catando inviernos entre los polos, perdido el sueño durmiendo poco, cerrado el rostro, tintos los codos, sin universo lejos de todo. Ando pudriendo troncos que toco, fundiendo hielo en prosa y lodo. Triste y sin ceño, torpe y lloroso, ando escapando de intriga y morbo. Loco sufriendo por estar roto, bajo la lluvia canto sin coro. No siento el fresco, ni escribo versos cultos y estoicos, pues si comprendo, los seres dichosos, no imploran morro.
– Y voy muriendo, mientras conozco, desasosiegos sin repertorio…
– Que lejos queda el dolor del sanatorio, que cerca queda el amor del manicomio, que ruda es la soledad de un gato rojo, si vagando por tejado no ve a otros, maullando al colmo…
Cuando se rompe la ilusión se pierde todo, se da vida a la tensión, se enferma de odio, se aquejan las diferencias por los poros, se diseca la palabra y se ahoga el ocio. Cuando se rompe la ilusión no brilla el oro, se cubre de negro el día y se ve poco, se llora en un cuarto oscuro y se abre un pozo, se llena de incertidumbre y vacía el fondo. Se revientan las falanges con el rostro, se escucha gritar con fuerza al cruel demonio, se enfría la eternidad cual calabozo; y arden los ojos.
– Y quiebran las esperanzas sin raíces, resintiendo cicatrices al ser roto…
– Que lejos queda el dolor del sanatorio, que cerca queda el amor del manicomio, que cruda es la realidad de un bohemio atónito, que respira por amor perdiendo antojos…
Que fría está la cantera sin jolgorio, no calienta la intención, ni aviva el horno. Que habré hecho para pagar tanto odio, pues no encuentro comprensión ni haciendo el tonto, ni abriendo un foso, ni dando el cobro. Qué pena causa el salón árido y solo, solo advierto vanidades y destrozos, me quedé yo aquí sentado entre dos polos, pues partido el corazón no me soporto. Me acallaron la pasión de años de gozo, de albor platónico; y de reposo.
– Y lo preparo, viendo que enojo, para el velorio…
– Que lejos queda el dolor del sanatorio, que cerca queda el amor del manicomio, que dura es la intimidad para dos tórtolos, que dan sus vidas, uno por otro, sin darse el rostro…
– ¡Sangrando a codos, aunque dichosos, como un ser roto!
COMPRI LA COLLEZIONE LETTERARIA DI TONY CANTERO SUAREZ CON MONDADORI.
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