Nos miramos al unísono en el coche, sin hablarnos nos dijimos has que brote, nos tocamos y reímos y en sus bordes, pintamos rosas, dando colores. Y en abrazos respiramos aires nobles, fundimos dones y dimos órdenes. No nos quitamos la ropa, ni los roles, para llenar nuestros cuerpos hasta el tope, abrigando la ilusión cuales quijotes; y beso a beso, se hizo de noche. Y a puros nervios, nos dimos goce, leche de fuego, rumba flamenca y calentones.
– Y locos cuerdos, gemimos soles, lunas de encuentros, ardor de entonces y olor a amores…
Nos retamos contra muros y soportes, brillamos como oro, plata y bronce. Nos quisimos, nos llamamos y juramos que pararíamos el reloj justo a la doce, para que sobrara el tiempo a corazones. Y la música duró toda la noche, los dos solos como hacíamos de jóvenes, le pusimos a la expresión posiciones y a nuestros rostros, miel de pasiones. Y nos dormimos bien cansados terminando, por las huellas de las manos apretados, oliendo a orgasmos.
– Y se los juro, me he enamorado, pues me ha flechado, hasta el colapso, con sus calores…
– ¡Como hizo entonces, siendo aún jóvenes, pintando rosas, dando colores!
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