Mi amigo pueblo que no te cansas, que no descansas, que aunque no tengas y aunque no haya, nunca te hartas y siempre callas. Querido pueblo de añil y cañas, de botas puestas, de tarro y lata, que siempre tienta y no logra nada, que se ilusiona y guarda esperanzas aunque el mañana, no llegue al alba. Mi lelo pueblo levanta tu hacha y extirpa la espina que hincha tu yaga, revuelve caras y canta el himno de la Mejorana.
Mi amado pueblo que no desmayas, que remas lejos a tierras raras, que velas muertos sin poner lapidas, que dio guerreros y hoy crea apátridas, pasa la página y date otra estampa. Atado pueblo que andas pudriendo tus restos en la distancia, bota el pasado y sus amenazas y mira al futuro desde su tarja. Toca a degüello y no esperes cartas, suelta tus miedos, sal del destierro, toma tu raza y sácale agallas a quien te amordaza.
– No digas quiero, ni pidas nada, levántate, anda y libera a Cuba de los viejos parias.
– ¡Te extraño pueblo, como me faltas, si un día regreso, tendré una casa!
– Para no vivir más desterrado y ser tú hijo, cubano, sin encender mis metáforas…
Mi helénico pueblo que partitura tan amarga la que sin verte se me escapa, di que me extrañas. Redime nuestra patria y escribe el himno de la Mejorana, el de Dos Ríos y de la Demajagua, el de Sacras y el de las Guásimas, para batir a quienes viven castigándola. Cruza la trocha y tuerce la Habana, tiempla las cubanas y limpia tu suelo de falsas. Mi legendario pueblo, fecunda tus armas con almas aleadas que no invadan.
– ¡Sin que se escape una bala, o retomándolas…!
–Para que ganes tú batalla, la de la libertad necesaria, como lo manda tu patria.
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