De tiernos filos de labios, lengua y pezón apretados se estiraron y frotaron, sin hablarse, en solitario, hasta ensimismarse placidos sintiendo que se habían juntado. Y un corazón latió rápido al sentirse acariciado y el otro se infartó de un paro, al inflamarse sus ganglios. Ambos vestidos, sudando y desvistiéndose acostados, con los senos por los dientes mordisqueados, con el peine, la corriente, vaginando, conectados, rápido y penetrándola hasta el tarso. Erguido, erecto, dinámicos y a colusiones, dados.
‒ Entre coyunturas gozando, idos por donde regresaron, repitiendo el mismo acto…
De fieros tiros y tactos y a lengua sus senos linchando, hasta coronarla en orgasmos cárnicos. Atizando puntiagudos pasionarios, botones brujos, aspirados por sus manos apretándoselos. Viviéndose ambos calados, el aire de árbitro, en la cima y plenitud del morbo ávido, de polvos ebrios, bobos, mojados y sobre velos de costillas, a todo vellos gravitando. En conclusiones, a besos bravos, los vi peleando, pezones, labios, allí acostados. Aquí, describiéndolos sentado, envidiando el no ser yo, para endulzárselos.
– ¡Para erizarla con versos escritos sobre su pecho mágico, besándoselo, allí acostados!
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