Los cuadros que la recuerdan nunca ornaron telas blancas ni de oleo dejaron
trazas. Su quimérica belleza no fue bordada ni en sabanas, hilada en cintas y
mojada, sedienta de pura magia y harta de ser olvidada por la amnésica
farándula de aquellos años de marras. Su mirada sobria y lánguida nunca en
cuentos fue contada; y el sol que al vientre llevaba se perdió en una madrugada
largar buscando sonrisas sanas. Y aquellos que la adulaban hoy ya no está para
admirar su estampa de fuente magmica pompeica, a la silueta blanca agraciada.
trazas. Su quimérica belleza no fue bordada ni en sabanas, hilada en cintas y
mojada, sedienta de pura magia y harta de ser olvidada por la amnésica
farándula de aquellos años de marras. Su mirada sobria y lánguida nunca en
cuentos fue contada; y el sol que al vientre llevaba se perdió en una madrugada
largar buscando sonrisas sanas. Y aquellos que la adulaban hoy ya no está para
admirar su estampa de fuente magmica pompeica, a la silueta blanca agraciada.
No existen ecos de bocas que nos recuerden la estampa de esta historia en
prosa erótica. Ni hay quien pueda, si la invoca, pedir sus labios de rosa
encantadora a las virtudes melódicas. Que brotaban como mazos de amapolas
deshojadas en ramos de ganas ávidas, cuando su espalda tatuada, vuelta tallo
sobre olas, embelesaba un pentagrama solo con libarla al alba. Y el Edén de sus
entrañas extasiaba, se esfumaba para darla, se mareaba si la amaban, idolatrada
y romántica. Embadurnada de plasma, cárnica y encadenada en su melaza…
prosa erótica. Ni hay quien pueda, si la invoca, pedir sus labios de rosa
encantadora a las virtudes melódicas. Que brotaban como mazos de amapolas
deshojadas en ramos de ganas ávidas, cuando su espalda tatuada, vuelta tallo
sobre olas, embelesaba un pentagrama solo con libarla al alba. Y el Edén de sus
entrañas extasiaba, se esfumaba para darla, se mareaba si la amaban, idolatrada
y romántica. Embadurnada de plasma, cárnica y encadenada en su melaza…
Y su pecho de esmeraldas cándidas lleno de dichas de alcoba y de botones en
popa que navegan a la aurora, no obra en ninguna estrofa que otrora haya
dado gloria sus iniciales sin plagia, ni de sus leyendas sin ropa hoy repican las
campanadas por sus profecías locas. Yendo y viniendo en sonetos, ondulando los
secretos de su cuerpo en movimiento. La Venus de la laguna vivió en una época
rara, nunca en notas fue cantada, ni se recuerda la gracia de su dulzura de hada;
ni su cálida mirada, ni sus deseos sin veneno, ni sus ovarios frenéticos perfectos.
popa que navegan a la aurora, no obra en ninguna estrofa que otrora haya
dado gloria sus iniciales sin plagia, ni de sus leyendas sin ropa hoy repican las
campanadas por sus profecías locas. Yendo y viniendo en sonetos, ondulando los
secretos de su cuerpo en movimiento. La Venus de la laguna vivió en una época
rara, nunca en notas fue cantada, ni se recuerda la gracia de su dulzura de hada;
ni su cálida mirada, ni sus deseos sin veneno, ni sus ovarios frenéticos perfectos.
Y hoy yo la cuento distante con mis palabras nostálgicas. Cerebral, húmeda y
callada como una toma de agua. Escuchando silenciosa la arboleda, atrapada
por mis trinos y mi labia, suculenta como carne al sol horneada. Susurrada y
erizada como una gota de sabia a la fragancia mundana. Y me vienen sus
cabellos al instante en que la pienso despeinada; y me atrapan y me envuelven
el aliento. Y entre sus senos hambriento, derramo la miel de mi alma enamorada;
y la besos por el cuello en el recuerdo. Y la cautivo; y la obtengo en sus reflejos…
callada como una toma de agua. Escuchando silenciosa la arboleda, atrapada
por mis trinos y mi labia, suculenta como carne al sol horneada. Susurrada y
erizada como una gota de sabia a la fragancia mundana. Y me vienen sus
cabellos al instante en que la pienso despeinada; y me atrapan y me envuelven
el aliento. Y entre sus senos hambriento, derramo la miel de mi alma enamorada;
y la besos por el cuello en el recuerdo. Y la cautivo; y la obtengo en sus reflejos…
Y la pienso; y le invento un cuento nuevo que destelle desde el suelo amaneciendo.
Y el firmamento se abre al cielo y llueve intenso por sus prados, ya roseados al
encuentro con mis dedos. Y yo en presente diseco en sus misterios. Y ella grita al
sentirme dentro, divagando por el infinito enésimo de sus senderos polvorientos
desbordados y podados. Dilatados vaginando mi pene erecto, ensimismado por
sus labios, envuelta en velo y con el útero enlazado por mil rayos que iluminan
masturbando; susurrando a sus ovarios. Y la beso y le abrazo el cuerpo entero con
mis manos. Y le planto de Milsueños un cantero, en el lago de sus sueños gélidos.
encuentro con mis dedos. Y yo en presente diseco en sus misterios. Y ella grita al
sentirme dentro, divagando por el infinito enésimo de sus senderos polvorientos
desbordados y podados. Dilatados vaginando mi pene erecto, ensimismado por
sus labios, envuelta en velo y con el útero enlazado por mil rayos que iluminan
masturbando; susurrando a sus ovarios. Y la beso y le abrazo el cuerpo entero con
mis manos. Y le planto de Milsueños un cantero, en el lago de sus sueños gélidos.
¡Y la peso; y sin dudarlo la cargo y la someto, aderezándole su bazo rebozado;
y la llevo a la laguna de estos cantos, para amarnos y mojarnos desnudados!
y la llevo a la laguna de estos cantos, para amarnos y mojarnos desnudados!
Y la inoculo de verbo por sus vellos boquiabiertos, que al tocarlos arden ciegos
mimados por mis fieros labios erotizados, románticos, letrados, eclécticos. Y
sudada me la llevo en el recuerdo del concierto en que cantamos al orgasmo
bien buscado, celebrándolo con actos. Y añorándola, porque la quiero, la lego en
estos versos rimados inspirados en su encanto. En su vientre en sol de mayo, en
sus piernas que abre ancho al arrebato, en su espalda de costado mostrando su
pecho cálido y sus tatuajes pintados sobre mármol, como la estatua del diablo.
mimados por mis fieros labios erotizados, románticos, letrados, eclécticos. Y
sudada me la llevo en el recuerdo del concierto en que cantamos al orgasmo
bien buscado, celebrándolo con actos. Y añorándola, porque la quiero, la lego en
estos versos rimados inspirados en su encanto. En su vientre en sol de mayo, en
sus piernas que abre ancho al arrebato, en su espalda de costado mostrando su
pecho cálido y sus tatuajes pintados sobre mármol, como la estatua del diablo.
En fino hilo dentado y a la cadera un rosario de cuentas de fin de año, yo a
pies, descalzos, andando por su laberinto cárnico, inoculándola de mi perfume
humano. Y la veo, por su laguna nadando, sumergida al entreacto y gimiendo
de ternura disfrutándolo, pues en notas nuestros pasos trajeron agua al
quemarnos. Y la regresé del pasado como musa de este invierno largo, que
para mis versos reclamo. Para que viva como prenda ofreciéndole regalo,
hecha letras de leyenda en poemas inspirados en sus encantos,
pies, descalzos, andando por su laberinto cárnico, inoculándola de mi perfume
humano. Y la veo, por su laguna nadando, sumergida al entreacto y gimiendo
de ternura disfrutándolo, pues en notas nuestros pasos trajeron agua al
quemarnos. Y la regresé del pasado como musa de este invierno largo, que
para mis versos reclamo. Para que viva como prenda ofreciéndole regalo,
hecha letras de leyenda en poemas inspirados en sus encantos,
Hecha piel de bruja hembra en un ensueño que atraigo, cultivándola en
retratos plantando al borde del lago; y desnuda en poemarios ilustrados…
retratos plantando al borde del lago; y desnuda en poemarios ilustrados…
Y ya cayados y mutando, tomo uno de sus gajos y le extraigo un párrafo
largo a sus destinos ováricos. Y viene y va y voy y vengo del pasado; y en el
presente la ensalzo y le doy palmos. Con su Edén entre las manos la
engalano y encendida la desmayo, tomo la flor del milagro y se la planto
bien dentro de su cuerpo; y con su efecto me baño. Y al buscarla por mis
sabanas leo orgasmo; y junto al árbol como hiedra la derramos. Miro a la
estampa que acabo; y veo a Venus nadando entre suspiros y santos…
largo a sus destinos ováricos. Y viene y va y voy y vengo del pasado; y en el
presente la ensalzo y le doy palmos. Con su Edén entre las manos la
engalano y encendida la desmayo, tomo la flor del milagro y se la planto
bien dentro de su cuerpo; y con su efecto me baño. Y al buscarla por mis
sabanas leo orgasmo; y junto al árbol como hiedra la derramos. Miro a la
estampa que acabo; y veo a Venus nadando entre suspiros y santos…
Y en silencio me introduzco entre sus brazos, por un rato, relajados;
como en hojas de un poemario que al leerlo, se eterniza en canto clásico.
como en hojas de un poemario que al leerlo, se eterniza en canto clásico.
Picture courtesy of Caya Modèle Pro.
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