Contra el muro y por el sol la espalda pelada, metido el rostro entre nalgas y con las entrepiernas cagadas, solo se piensa a sacar la cara para al respirar con calma sentir que el olor a rabia, parte con las carcajadas expresadas al llorarla, lavandonosla.
Y aún llevándola y sintiendo dolores que matan, después de la ardua batalla, contra el muro que nos para y sin falta, repetimos las palabras que en algún cuento de marras aprendimos que no fallaban. Y el ábrete sésamo, seguido del abracadabra, traen con magia la inesperada palanca, de la esperanza.
Y el muro cae, planta por planta, ante nuestra garganta bien templada. Y abracadabra, ábrete sésamo y no te cierres más ni por gracia, reiteramos esquivandolas, ante montañas de piedras amontonadas.
Santa palabra, no creer en falsas salva las tramas, abracadabra pasa la página y cierra el programa; y ábrete sésamo y deja que los corazones parias, se vayan. Y con la espalda aún pelada y llena de heridas el alma, sangrando sobre almohadas, anda, hasta que la noche caiga; y luego para y descansa, hasta que al soñarla llegue el alba.
– Abracadabra, ábrete sésamo y que la felicidad se haga, santa palabra; y reiteralo al despertar con ganas…
– Y muestrarte al liberarlas, sin falta, sonreía mientras la escuchaba, gritar, abracadabra, con ganas; y ábrete sésamos, hasta que sacó su cara y me devolvió la esperanza.
– ¡Santa palabras…!
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