Me he levantado de algo ya olvidado, me han encendido el sol entre los brazos y acto seguido la luna me apagaron. Se me ha cortado el aire y me han tirado, en la noche sentí muertos vagando, la oscuridad del techo, el frío, el cansancio; y bajo la soledad me vi llorando. Las penas del infierno me quemaron, las risas me perdieron y he gritado, yo quise ser feliz, hacer feliz y me han matado, aunque ahora esté contándolo.
– Que ruido extraño, que tiempo árido, que espaldarazo…
A ver cómo me encuentro en este tramo, no me queda ni un sueño en el parnaso, se ha marchitado mi ángel con los años, pues todos mis errores voy pagando. Las luchas por poder me han relegado, las glorias del ayer saben a rábano, la vida me ha dejado aquí atontado y con la almohada a un lado ando rondando. Que puede padecer quien no ha enfermado, yo quise ser feliz, hacer feliz y ha sido en vano, todo ha quedado en blanco.
Que pesadillas, que locura, que dramático, me he evaporado al punto más lejano, me han secado el amor cual un cruel ramo, lleno espinas y pétalos lánguidos. Y al regresar por dos, uno ha quedado; y en humo parto. Las ruinas del castigo son un látigo, la lisonja es más mala que el desmayo. No pude decir si, ni decir no, ni decir tanto. Que puedo decir yo para no aceptarlo, que estoy helado; y enamorado, zarpo aquejando.
– Yo quise ser feliz, hacer feliz, poder soñar, hacer soñar y al malograrlo, he gravitado.
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