… y por eso te añoro, te añoro, te añoro.
Por tus visiones de siempre que las tienes, por tus consejos que quieren entenderme, por tus sonrisas que desean verme alegre, por nuestra vida con suerte. Por ser la reina del colmo de los colmos, que por el cosmos gravite hasta quererme. Y si perdido me tienes invocando tu alma en fiebre, igual sonidos que peguen latirán en nuestras pieles.
… y por eso te añoro, te añoro, te añoro.
Porque de la lista del cobro siempre sobra pues no boto, porque me como tus ojos y te vierto mis demonios, porque me pones nervioso, loco sin su manicomio, porque te quiero y no te compro. Y por eso te añoro, porque me das de tu todo un grado alto, por tus medidas que cuadro y por tus caderas de trompo, que les doy vueltas orondo.
… y por eso te añoro, te añoro, te añoro.
Y por eso me isolo a pensar en nosotros, a imaginar estampas en las que estés presente, de las nunca vistas, de las que verás si vienes. Las de las revistas que no saben todo, la de la mujer que no admite forros y la del paciente, que enfermó en tus mieles, dándote besos en la frente, para endulzar tus aretes. Y por eso te añoro, te añoro, te añoro.
– ¡Porque me mareo y te nombro y escucho tu eco jocoso, sonriente ante mis ojos!
… y por eso te añoro, te añoro, te añoro y te nombro.
– ¡Y te nombro, te añoro y te nombro…!
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