Como sombras en el tiempo vagan los pensamientos y los sentimientos enfermizos, los esquemas y modelos teorizados con defectos, los regímenes obscenos que malograron pretéritos, la falta de conocimiento de que el mañana será feo y los líderes cimeros anclados en arcaicos proyectos, para que como diría Maquiavelo, que entre la guerra y los pueblos, paguen los muertos, los maldecidos eternos, que nunca acaban sus duelos.
– ¡Y bajo bombas, cemento, cual testimonio moderno, de la cruel ira del cielo!
Quien sabe tras cuantos versos pierde el amor el deseo, tras cuantos cientos de besos los labios pelan los cuellos, tras cuantos virus, tras cuantos rezos, tras cuanto quiebra lo entero llorando por principios serios, si no hay respuestas, si solo hay métodos. Pero solo con un dedo hoy se explotan firmamentos, proyectándolos sin peros, haciendo de Alepo el predio del holocausto más cruento, provocado por el empobrecido cerebro.
– Que como bomba de tiempo, oscurece realidades, reconstruyendo desiertos…
– ¿Y donde quedó ese pueblo, bajo cual cielo, los masacraron, o se extinguieron?
– ¡Me lo digo ahora que veo, solo cemento, entre las sombras de Alepo!
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