Salió de un ruego de hombre desenlazado de amores, que se estrellaba en las noches en blanco y cual rabo de nube, cargado de agua y sin luces. Abstraído de la realidad desatando pesadumbres, sin cariño al cual pensar, ni aventuras verdeazules, sin media naranja hecha dulce, sin caderas que tocar, ni labios de hembras que lo empujaran, a con sus lenguas pecar y a entre sus piernas ver luces. Que erraba como quien vaga con sus cruces, en tragos de talismán lleno de vientos de urbes, que al beber debía olvidar.
– Salió de un bulbo de pan en una taza caliente, que al mojarse con la leche se hizo flan; y de sus deseos fervientes de en vivo darse y de alzar, su copa de vino en la cúspide…
– ¡Y de gritar, dame más, hasta que caiga venus del cielo, para tu pecho rosear!
– Salió de un día de más con menos pixeles que de costumbre, para su espectro marear; y de una estrofa de paz, además, pidiendo amar para dar, la extremidad que se cubre…
– Salió de sus adentros boquiabierto, ebrio a pegar, sin laxitudes…
– ¡Y a revivir, repitiendo, dame más, porque me urge!
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