Los Susurros de Cantero

El eco de la madrugada llega volando hasta Piedras Altas, un poblado donde arrullan con guitarras, atraviesa sus moradas y como el viento le da alas, sale de allí en cualquier barca, desde el Puerto Ante Miradas, que aunque lo escuchen no lo atrapan, navegando hacia mañanas donde el habla, emancipada, vuelva en las bocas palabras, a la esperanza. Y ante ojos, esperando a que se abran, calla; y ávido se derrama, como voz al escucharla.

El eco de la madrugada anda distancias, se recibe, se respira y se empantana en nuestras mejillas mojadas. Nos deja los ojos rojos y las pupilas dilatadas, las cejas parcas y despeinadas las canas arias, los párpados arrugados cuales canales de karma por donde bajan a la cara, los ríos de lágrimas. Y cuando salpica tinta sobre la página amarga, las líneas largas se desplazan y convergen en la garganta con viejas estampas, para borrarlas.

― La tierra redondea concentrada cual estatua y el sol se escapa de la trampa donde lo adormenta su oscura estrella lunatica…; y el eco de la madrugada, acaba, con el alba…

– Y las hiedras se rocían en las tapias; y los gallos cantan nanas, fundando con esperanzas.

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Acerca de estos anuncios

Purga, la boca pulcra ensució en sucias salivas, de bilis, linfa y de rastros de mentiras, de proles que hincan y de ilusiones media tinta, de araña tiña y de hazme reír, de envidia…

Culpa, la sucia pulga ensució la boca pulcra, purgó la chusma y avaló sus calenturas, lamió su piel como quien dice esto me gusta, mordió sus labios y escupió néctar de mango.

– ¡Y tragó despacio y disfrutó haberlo botado, de al bien dar asco y a lo malo, lo contrario!

Culta, la boca pulcra enfermó sin aspirina, sufrió por riñas vomitando gelatina, sacó la espina y clavó los labios de la pulga, lavó su sangre del veneno de gentuza y colmó la luna, de espuma.

Gusta, de alcohol de azúcar y de mieles que acidulan, de pulpa mustia y de vinagre de fortuna, la boca pulga tiene lares y ranuras, se acuesta muda y se levanta si no purga, pues no disfruta.

– ¡Y si la tocan murmura y si se quejan renuncia; y tranquila cual la luna, al potrero enluta!

Lucha, la boca pulcra tiene aliento de escultura, de sol y lluvias bajo portales desnuda, las piedras monta y las montañas derrumba, se da por fruta y se retira con ternura, que clara anuncia.

– Y se le escuchan, palabras suyas, frases profundas y amor de alturas, que nunca ensucia.

Juzga, la pulga sucia que hace de pura, la batutera, la come muchas, sangra, por las mordidas de chulas brújulas que chupan pullas en la basura, grita si insultan y babea a solas, por conjeturas.

– Pero no embulla como la pulga que expulga agrumas con su batuta y muda puja sus desventuras.

– ¡La boca pulcra dice finuras, e igual denuncia, las que se burlan, como lo escuchan!

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Acerca de estos anuncios

Y aquí me ven, sin sol al alba, sin calor y sin taller. Sin luz, ni agua, ni dinero y sin comer, sorteando trampas por el pueblo al que llegué. Sin voz de amigos que me griten al correr, sobre una mesa, aquí sentado, aquí me ven. Atormentado por los daños y el desdén, viejos mis años y ya arrugada mi piel, rimando antaños y aferrado aún al ayer. Sobre peldaños con mi guitarra y mis diez, cantando alto a quien me escuche que creé, versos y párrafos que ensayo hasta creer, que alcohol y cabos no me ahogan por padecer, de amor sin tes.

Aquí me ven, decepcionado por la vida que llevé, triste, apagado y casi muerto sin querer, memorizando las palabras que callé, frente a mi mismo mientras cuento y pasa el mes. Sin más caminos para andar de nuevo a pies. Aquí me ven, frente al destino en un abismo, en Me Olvidé, aquí me ven. Solo, cochino y maloliente, sin tener. Mal, desprovisto con la ropa que quedé, roto el bolsillo y sin cariño, aquí me ven. Por precipicios, sin familia, ni mujer, más retorcido que aquel árbol que tallé, en un delirio que ahora mismo nada es, por ver.

– ¡Aquí me ven…!

– Sin escenario de teatro de placer, pateado, raso y con mi cabeza al revés, sin más reparto y si me canto es porque sé, que haciendo el bien, me fui de lado y sobre cantos, fracturé.

– ¡Y aquí me ven…!

– En un retablo con mi guitarra y mis diez, rimando antaños por el pueblo al que llegué, triste y manchado con color de sal de hiel, sobre la patria derrumbada del poder, sin sed.

– Aquí me ven, sin más bufanda y sin tejado, en Me Olvidé, si aquí me ven no crean que erré, si aquí me ven, canto a la vez, el tren se fue y salí a beber, pues me escuché, por sed.

– ¡Y aquí me ven, por ser, en Me Olvidé, aquí me ven porque pasé, ya partiré…!

– Cantando a mi alto, por el Pueblo al que llegué; y así me iré.

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Acerca de estos anuncios

Muchas personas disfrutan del placer que el amor procura, de sentir lo que hace ser y de vivir sin premuras las puestas del atardecer, en sus puertas, como en cunas. Sintiendo el tiempo en la piel y vientos que la luna escucha, sentados sobre una duna, mirando al cielo llover. El mal atrae el mal no el bien, el dolor da el padecer y el pensar justo, los cura. Las mentiras del saber, contra verdades conjuran. Las faltas por parecer, torturan, pues la fusta solo sirve a someter si el látigo se porta en funda de cuero de chanel, repujado para brujas.

Solo las personas que luchan no se cansan de entender, de aspirar, de retener, de hacer el bien por su bien, de no traicionar por ser y de intentar ser distintas, aunque no tengan poder, coche, ni jabón en gel. Y muchas de ellas también lo hacen sin que se sepa a quién, pero si regalan hacen ver lo que es tener. Cuando dan dicen después te quiero ver, cambiado por tu propio juez. Si algo prestan reivindican mío es, tuyo será lo que te des y no rumoran, no molestan, ni miden para que les den, pero si alguien es infiel, adiós querer.

– Y por qué yo vine a ver, si valer cuesta hacer bien lo que se es y no lo que se pretenda ser; y por qué no me vino a ver, si pretender que se es depende de quien se quiera ser, a la vez.

– ¡Voy pensando y si me escuchan, se dirán que mi locura, es profunda, pero culta!

Ahora recuerdo el papel que en mi bolsillo se estruja, meto una mano por el, la derecha pues es dura y hasta en lo oscuro hace ver, las loras y las lechuzas. Lo saco y abro otra vez, desenrolo el proceder de la fortuna con dicha, con respeto y merecer. Mi mano izquierda no apunta, el índice corta mi piel y la tinta me inocula, de cada rastro de ser que triunfa, aunque lo colmen las dudas. Miro bien por si me escuchan y preguntan qué creo hacer, por si me ven. Estoy rimando sin pluma, las elegías al deber, se les restriegan a la chusma.

– ¡Y por qué rima con dudas, la Chula, si Digna no se llama Justa, ni Encarna es Pura!

– Voy pensando y si me escuchan se dirán que mi lectura, de tan utópica es lúcida, que soy de esos que disfruta el placer que el amor procura; y creo que hago bien, pues me gusta…

– Meto de nuevo el papel y en mi bolsillo se estruja, me mojo y por un espejo escucho una voz que hurga, caballero, cabellos sueltos, es conmigo, digo por si me oyeron y dio miedo.

― ¿Señor, que busca, ha visto que llueve, lo llevo…?

― Y donde desee lo dejo y si arrecia me detengo, no corro riesgos, pues vivo sola y es lejos; y si lo pide me quedo y hasta parada me duermo y si más pide despierto y me le entrego…

– ¡Me oyeron, el hito suena a acierto, a lo lejos oigo los truenos; y consentido me acepto!

– Y si le gustan los sueños, la entretendré con mis versos, que hacen suspirar los besos; y lo demás no les miento, no fue tan solo un frío eco, me extasiaron sonrientes labios bellos…

– Hace bien rimar sin pluma, lloviendo, como leyeron; y da suerte, me oyeron. Pues el eco de la integridad atraviesa hasta el despecho concreto a solo nervios, a puro dedo y cerebro.

– ¡E igual me oyeron, me escucharon, me oyeron…!

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Acerca de estos anuncios

Una barca subió el río ayer tarde tras las aguas y no vi a quienes viajaban pues la lluvia no dejaba acercar mi vista larga. Otra avanzó la mañana, removiendo cañabravas, hasta hacer croar las ranas y los gallos que levantan, con cantíos en la calma, al amanecer del alba. La tercera que ahora pasa quema su motor en baja, que aunque viejo nunca para, de tirarla.

– ¡Y las barcas no recalan, siguen rumbo a donde vayan, como si navegaran fantasmas…!

– Veo una vela en la distancia, regresar de donde traigan, las corrientes cuando bajan…

― ¿Será otra barca fantasma, o el Arca de la esperanza…?

Velero pasando frente a la prision de Alcatras

– Pintada de verde algas y de azúl cielo que irradia, que vendrá a buscar mi magia sin historias de piratas, sin las penumbras que opacan, sin anzuelos, ni atarrayas; y con ancla.

– ¡Para llevársela, para llevársela…!

― ¿Será otra barca fantasma, o el Arca de la esperanza, que anuncia que vienen calmas…?

– Que se llevará mis faltas, a donde va el río que baja, de las montañas…

― ¡Para llevarselas, para llevárselas…!

― ¿Será otra barca fantasma, o el Arca de la esperanza, que viene a buscar mi alma…?

– ¡Para llevársela, a donde vaya, para llevársela a donde hayan almas, a donde se aman!

― ¿Será otra barca fantasma, el Arca de la esperanza, o la que espero con ansias…?

– ¡Para llevárselas, pues tengo tantas, para llevárselas, todas, en marejadas!

― Para llevárselas río abajo, para llevárselas y esta guitarra, hasta la playa…

– ¡Para llevármela, cuando me vaya…; y allá tocarla, mientras se baña, mi enamorada!

– ¡Para llevársela y allá escucharla, decir que me ama, tengo esperanzas, para llevárselas!

― Que sea esa el Arca.

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Por más y menos razones se ganan y se pierden retos y hasta se olvidan recuerdos placenteros, que un día creímos eternos. La lluvia cae del cielo, de huecos los hormigueros salen hasta del concreto. Se toma el aire aunque no lo vemos y de aguas de ríos viajeros, bebieron baldes los pueblos que a sus salidas tuvieron, o que atravesaron sus centros antes de que se secaran sus suelos. Y por otras que ajustemos, emitimos criterios, convenciendo.

Hace tiempo escribía versos y ahora los leo en silencio hojeando atento el cuaderno, deduciendo de lo escrito lo no dicho, reconociendo artilugios y desempolvando artículos omitidos, rendido al borde del piso de mi precipicio cíclico, perdido. Me replicó hace ya un tiempo un Poeta callejero, cuando le pregunté sonriendo si la palabra de cuentos se podía dar para juegos, para mentiras en serio y para techos, o solo para confundir a reos.

– Presos del miedo, reiteró, frustrados necios, nervios sin rol y a morbo oliendo, por todas partes los vemos, frunció su seño y para no verse más viejo sonrió a labios abiertos, versos.

Por más y menos razones desempolvamos tarecos bélicos de cuando quemabamos lechos jurando futuros perfectos, pero como nunca los vimos, nos dijimos poseídos por un señor que nunca ha sido visto nitido. Por más y menos razones si otros ceden, persevero. Si se privan de remedios, a mi me da gusto ponermelos. Y si se quitan del medio raudo tomo el camino recto, sin pisotear, si aquejo. Y si me enredo, me desenvuelvo y el cono invierto.

– E igual le dije, te creo, me estás hablando con ellos y te celebro por eso, que cerebro…

Abajo Dios, gritó molesto, abajo el clérigo, los misioneros venéreos y los mercaderes del pensamiento escéptico. Y abajo entierrenlos para que cuenten los muertos bajo el concreto, que nunca dieron al cielo un aguacero. Y abajo el término, para terminar con ellos, pues si los tolero miento como se mienten sus sequitos consolandose defectos, para volver a cometerlos. Abajo Dios me parece aún estarlo oyendo, lo dijo en serio y lo comprendieron.

– ¡Por más o menos razones, que los humanos tenemos, abajo Dios, hasta en los versos…!

– Cerró el cuaderno, pensó a un río seco, mojó sus dedos con saliva de misterios, me vio bebiendo y reiteró serio, abajo Dios, yo me asumo completo y no soy ateo, tengo cerebro…

– ¡Y por más o menos razones, solo creo en lo que veo y lo demás lo invento, a puro dedo!

– Cuentales esto, yo se los dejo, abajo Dios, pues no lo encuentro y hasta el amor es un flagelo reviviendo tierno; y si alguien piensa que peco, recuerdale que los versos te los leo.

― ¡Abajo Dios, tituló estos que leyeron; y partió con su cuaderno sonriendo, ebrio..!

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– Un lienzo en blanco aún no usado espera a que el pintor vuelva sobre el caballete colgado por sus esquinas de cuadrado, de anchas aristas y diámetro, delineadas en un rectángulo…

No sabe lo que le espera pues la idea aunque esté hecha en la cabeza, sobre la tela no se pega como el esperma. No sabe lo que le espera y no hay boceto en la mesa, si un paisaje de palmeras ondulando al aire esbeltas, o al horizonte sobre la arena una pareja de juerga que bajo la luna encela harta de estrellas, azadas al sol que pela. No sabe lo que le espera y las puntillas lo pegan a la madera ya muerta, le duelen hilos y estirado se atormenta, pero no aqueja. No sabe lo que le espera y aunque los pinceles vea, el lápiz aún no lo encuentra.

– ¿Será la obra maestra de la junta pintoresca, una quimera presa o la vida nueva y fresca, el amor sin problemas, o las palabras más bellas, dibujadas sin violencia por la lengua…?

― ¿Será óleo, o acuarela…?

– ¡La pintura que le espera, la que lo endiosa a sabiendas, pues ser primicia enmarca ideas!

Y podrá ser la leyenda de las cuatro mosqueteras, la plenitud del dilema de los ministros de la guerra, el día, la noche, las fresas y hasta besos que babean. Podrá ser una cerveza desdeñada en la botella, un cigarrillo en la hierba y las penumbras que queman, podrá ser hasta una cena donde las luces goteen desde el techo de una cueva. Ser una colmena llena de abejas que se calientan, podrá ser, azul, barreras y una minúscula centella que se estalla sobre una esfera. Y ser la muestra que muestran, hecho en tiras secas, ornado, sin ser seda.

– No sabe lo que le espera pero juega a tener metas y a sabiendas, gira en círculos pasando temas, los que al pintor le convengan, abstraído hasta que sepa que el lo crea en una pieza.

– No sabe lo que le espera, si será óleo o acuarela, pero tienta, sorteando esquemas…

― ¡A sabiendas!

Dessin by Vincent Tessier Copyright © 2015

SITIO WEB	http://www.vincenttessierxxc.over-blog.com https://www.facebook.com/xxc2o12

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La luz al cuarto apagado entraba desde la sala donde habían velas y vasos que sobre la mesa dejamos antes de acostarnos. El humo hacia hilos blancos y el cielo raso grisáceo simulaba a la vía láctea nublada por un negro espacio, con espectros confinados gravitando. El piso estaba mojado, dejó un vestido colgando, un sostenedor de sacos, un aliciente de labios y un pantalón camuflado, predecían que allí tirados, éramos dos que jugábamos en la oscuridad, encantados, expurgándonos desnudos y sudados, dos orgasmos.

El ambiente olía a tabaco, a fresca esencia de baño, a whisky, a cola, a flechazos y a mariposas volando. Y en la alcoba sementaron tiernos pétalos de relicario, abiertos sobre un candelabro largo, dorado. Las melodías que escuchamos hacían bailar sin pararnos, sobre el colchón sofocados dimos más vueltas que un carro, nos pedimos, nos juramos, nos dimos y nos pegamos y para el colmo colmarnos nos rozamos sin tocarnos y nos rendimos armados, gozandonos. Y por si no se excitaron, imaginense consumando el acto, un rato.

– Cuales testigos de cargo, sin obligarlos, porque lo osaron…

Nuestras voces de timbres graves convergían cuando cantábamos, se confundían gimiendo y se mezclaban cuando gritabamos, Dios estuvo allí atontado, contemplando mientras lo renegábamos, ella le oró al más sagrado y se arrodilló aspirando cual deidad ante un mandato. Yo la abraze y entre mis brazos ardiente me susurró te amo, la besé ávido, me retó atado y nos sumamos imitando el mismo paso. La apreté dándonos, le exigí al máximo y se dió al cuadrado. Y lean que delírio, que húmedo cuadro, el que pintamos.

– Ya son testigos de cargo pues presenciaron lo que protagonizamos en el cuarto, apagado.

– ¡Y podrán contarnos sin cráneo, ya realizados…!

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Hay épocas que en que al levantarnos y sin que nos duela ni un hueso, nos creemos sucios restos que cernieron sobre precipicios huecos, por negros, solo por eso. Hecho tiras el pellejo y el cerebro parapléjico, vueltos negativos, inevitablemente alérgicos y careciendo de ego, nos creemos. Aunque frente a nuestros ojos, cual la insípida alba rociada del cruel veneno del recuerdo, la vida amanezca de nuevo y con ella el pensamiento. Sin más remedios que cesos y podemos, como escépticos seres muertos removiendo ecos, coléricos.

Vencidos por los nos veremos que nunca vimos ser hechos, perdidos ante el vil suspiro de amar como si fuéramos perros, de erguirnos homogéneos como prometido y de existir por buenos motivos, orgullosos de nosotros mismo y dignos por nuestros designios. Y nos decimos, que si los humanos sintiéramos como los animales, el mundo fuera más lindo. Y coincidimos, con consejos que no oímos, con nostalgias por capricho y sin más himno, nos rendimos. Enfermos de algún germen vivo, que nos nubla el firmamento hasta pudrirnos.

Y al primer café acompañado de un cigarrillo, el primero o el enésimo, el bruto, el asesino o el onírico, da lo mismo. Con picadura de pelos o colas de cepillo, da lo mismo, el calor monta y los ojos abrimos, la taza a gotas trae sonidos y los pies sin botas, andan caminos por donde quisimos, habernos visto. Hoy es domingo, ayer fue híbrido, fue bravo y pírrico y hasta bonito. Mañana un hilo será si el libro, sigue destinos reconstruyendo y nos unimos. Y nos decimos al percibirnos nulos, que proseguimos por automatismos, vivos.

– Y nos reiteramos, pues nos oímos, tristes, solitos, llenos de bríos y con energías en el pito.

Que paso a paso se va a morirnos, que el trago fino pudo estar listo, que no hubo aviso y que el buen delirio quedó tendido, pues ya hasta el piso, tuerce tornillos. Que bajo pinos no convencimos con nuestros trinos, que el beso en miel durará siglos, que si no vino, fue que no quiso. Que si quitamos y no nos dimos, fue por mentirnos y porque fuimos, nosotros mismos. Y mientras tanto, la prensa cuenta, fiebres de ritos, que mata el ébola en varios sitios. Y nos decimos, viendo los signos, dolor de olvido y plaga de título, fingimos.

– Y nos reiteramos ya convencidos, el hombre es tierra y el cuento su mito, por asistido…

Con albores de colmillos redimidos se alzan villas, castillos y ventrículos, con sueños rígidos y aforismos ambiguos resentidos, nos convenimos y consolamos en abismos, sin más motivos. De ojivas llenas el corazón bombea rítmico, riega las venas y estalla en deltas, luces, bombillos. Gira noches y resalta lunas llenas, bajo soles encendidos con lirismo. Sedimenta a mar abierto, seca desiertos de un tiro, discrimina, defeca y morimos como niños, cuando nos faltan sus vilos. Y nos decimos, de que valemos, los reprimidos.

– Pero es cierto, hay que sentirlo y admitirlo para decir que nos morimos, enfermos del mal de vicios; y es quizás por eso que el amor sigue siendo un misterio para los científicos.

― Y que a la lealtad se le canta hasta himnos pero como la pobreza, es un flagelo infinito; y hay épocas que en que al levantarnos la soledad nos da motivos, para omitirnos cien años.

– ¡Pero tentamos, resuelto el bálsamo, otro milagro, para curarnos…!

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Después del frescor que hace entre marzo y septiembre, de algunos meses calientes y otros con lluvias y trenes que van y vienen sobre rieles, cargados de gente alegre y de otros que aunque no se quejen, existen pues si no se pierden. Pasó el otoño, llegó el invierno, cayó la nieve de nuevo y cerró otro ciclo completo, cuales páginas de un libro repetido por capricho. Se oyeron voces, solo motivos, dos sombras, hipo, después suspiros. Dijo nos vamos, respondió, listos, se escuchó un trino y sus ojos partieron hacia el infinito, visto.

– Y dos tortolos volaron, tomando rumbos distintos; y cuatro pies retomaron, caminos…

Las derivas, los conflictos, lejanas guerras y diferentes objetivos. Lo que han oído y los signos que han sentido ustedes mismos, si redundando los cito. La vida en sitios distintos, el perdón que atrae el olvido, los guisos del karma y los compromisos colectivos. Los mitos, los ritos, los nidos y los pedidos de cariño. La fase en baja del limbo consumido y la cuchilla que al cortarles perdió el filo, por eso partieron divididos, cada uno por su lado, resignados, sin decirlo. A pensar solos en ellos mismos, a hurgar indicios, en sus destinos.

– Y vino enero, del otro ciclo, pero de lejos no se oyen grillos, ni arpas, ni pitos…

– Y no se vieron, ni se dijeron, ni se escribieron, ni mensajeros trajeron dichos. Nada supieron de sus destierros, ni de sus glorias, ni de sus líos, nada supieron, se los confirmo.

– ¡Quedó el recuerdo de lo que oyeron, cual estribillo de un canto eterno, sin fin de ciclo!

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No puedo amarte y se me caen los sesos sobre el cielo de la boca, ensangrentando mis ojos negros. No puedo amarte y te pienso, no puedo amarte y te tiento, no puedo amarte y me muero. No puedo amarte y es por eso que me aferro al pasto cual siervo, esclavo de mis deseos. Te adentro a besos sin frenos por las curvas de tu cuerpo y en las puntas de tus senos, te muerdo. No puedo amarte y entero, me inspiro y pido a Don Tiempo, tu regreso.

– Y te encomiendo con versos pues te necesito, sin ti soy menos, te reitero, a ti mi musa van estos y te digo si estás leyendo, mujer sin miedos ni credo, te amo, te encanto y envuelvo.

– ¡ Y te siento, por todo, lo siento…!

A ella de ella y por ella misma de ella y yo

Te huelo en mis versos con tus nervios de pétalos de lirios, repujados sobre el vidrio de un florero. Te palpo, me apodero y manoseo tus rezos y vuelven los sueños. Te veo y atrapo la luz, me quito el peto y te bajo el velo, al papel me pego y lo apeso; y te apreso. Y como no puedo amarte me la juego, te seduzco y embeleso en apogeos, saco dedos y te penetro y al pedirlo pulo pelos, chorreando tinta en el suelo y por tus senos; y atizado te los muerdo.

– Y como no puedo amarte padezco, me encelo y devuelvo en flujos blancos cada verso que como Poeta te lego, afino el tiempo y por tu mundo te dejo colmada de deseos gélidos.

– Y al pedirte te despierto, abro tus ojos, revuelo y te doy de adentros el sumo de mi pensamiento; y tu me das lo que deseo, el flujo interior del palabreo, concebido para estos.

― Te escucho, te entiendo y acá lejos me quedo, sedes y detengo el fuego…

– ¡No puedo amarte y te siento, por todo, lo siento…!

– ¡Lo siento…!

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Lorena Demay by Eva Moreno - Cual broche de la madrugada

Hay despertares de entonces en lares donde hubo goce y terminamos sin voces, los catorce. Hay despertares de hoy, con liras, de horas, de ayer, de anoche y mediodías. Y hay despertares que alumbran y lagrimales que inundan ojos dulces que sin sabores nos urgen.

Que seducen con motivos a quien ama, cautivando la mañana engalanada bajo una piñata de bronce que cual el sol nos adore, para volver a la cama, a calentarla con la persona amada. Que al despertar nos implore enamorada, bajo sabanas, sigue durmiendo, sueña lo nuestro, dale delirios, quita tormentos, muerde mis besos y dame mi taza, de leche al alba.

Que aún es de noche para adentrarse corriendo, vuelve con calma mi caramelo, dame y te lego, mi cuerpo bélico. Chupame un beso para lamer tu ego cual estatua en una página del tiempo. Y pasa de nuevo tu mano cálida, sobre mis caderas cándidas, que abrazan.

Para cual bobina rodada que no ha sido aún ordenada para hilarla, quitarme hilos y apagar la lampara, pues las tiendas aún cerradas recuerdan que la madrugada suele al despertarnos abrirse cual broche al alba, para rociarla de ganas y de gracia, al solearla.

– ¡Y hay despertares que alagan, si ante la vista, en las entrañas se ilumina la esperanza!

Pictures courtesy of Eva Moreno Photographiste in Paris, France

Models Lorena Demay by BBGC-Copyright ©

Web of the Photographer : Eva Moreno Photographiste: http://www.evamoreno.book.fr/

FACEBOOK	http://facebook.com/EVA.BBGC

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La ceguera por no distinguir la flor de la navaja, aunque apene, no duele, pues esta es resultado del efecto defensivo de la coraza del alma, surgida tras el dolor por las hincadas y la pérdida de confianza en los seres que uno con sinceridad amaba y que a mansalva, nos apuñalaron por la espalda, nos hicieron caer en trampas y nos engalanaron la nada.

La navaja corta la flor y los dedos que el tallo atrapan, al tocarla, recuerdan las espinas que la naturaleza consintió, como el desamor sin perdón. La razón cae en el adiós, la lógica enferma el don y el propósito que se siguió, prostituido al calor, empobrece el corazón de quien mintió. Y quien la vida no vió, no gritó, si es que la muerte llegó antes del sermón.

– And by the way, Bukowski…

– Ser poeta sabe a yo que resintió, a saliva de rincón y a lagrimal que secó por redención, a nombre que ya pecó, a perdición por calor, a sinrazón por desamor; y a amor que habló.

– La respuesta que te doy tomala cual solución, sin ron, ni dios y al sol, pero nunca como conclusión pues de mañanas sin crisol se han hecho moldes, puestos al albor que no picó.

― ¡La pasión que corrompió, solo mentalmente existió, cual mal de la devoción…!

– Bukowski, por ti habla mi voz pues yo no acepto borrón de quien no me respetó, cierto, no reniego, ya mi miedo se agotó, en el olvido quedó y en su demencia resignó, sin rol.

– Y allí cejó, desde que la navajaflor antes de cortar me hincó y su espina me dolió, Bukowski, cierto Poeta Mayor que ni versos escribió, por don, me enseñó el valor del no.

– Y la respuesta de hoy te hará volver, como pluma que escribió y que a contratempo voló.

– ¡ And anyway Bukowsky, poda la flor si la navaja afiló, Poeta, con valor…!

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A donde el sol se ve verde y el amarillo florece ornando árboles alegres que sobre el suelo se yerguen divirtiendo amaneceres y sonrojando el poniente, ante lentes que no duermen, cuando a ese lugar se acerquen les colmarán de poderes en estampas donde ensueños aparecen; y despiertos los espectros hacen ver un Edén tenue, cual preámbulo de vientre.

En vísperas de fin del mundo, no por un holocausto de mentes anunciado por infieles, pero por lo lejos que lleguen paso a paso sobre rieles, verán que la Luna muerde, que Venus se desnuda imberbe ante placeres, que de los besos pendientes cuelgan labios penitentes; y que no hay martes ni miércoles, pues tras lunes vienen jueves y antes viernes.

Y los domingos renuevan días calientes, definiendole sus doce meses a un calendario perenne que solo cuenta deberes. Los mejores referentes de los sábados de ayeres son dados con golpes leves, por un martillo hecho de pieles y un rodillo quita nieves que abren caminos pedestres que recuerdan que el pasado nunca vuelve y que el futuro no interfiere.

– Las juergas de atardeceres culminan con copas que se erizan al romperse; y solo llueve.

– En sus divanes se mecen en sillones, hamacas y encienden las sonrisas en las sienes de los huéspedes que entren al volverse, pues las redes que allí tejen acogen a quienes desalteren.

― Cierto hay sueños con deleites, pero donde cuento al despertarnos nos reflejan cuáles héroes; y en El Antro de la excelente acogida, suele verse a quien se entiende y no consiente…

– A donde la voz eleven y entre pensares se leguen la razón de apareceres diferentes, como semanas de siempre, pero con menos deberes, para que el día se aproveche y sea alegre..

― En El Antro de la excelente acogida, para viajeros que lleguen, por perderse…

– A donde el sol se ve verde y el amarillo florece al albor de atardeceres, cuales ritos que calientan de repente; y quienes sean pacientes, podrán usarlo y ponerlo donde lo deseen.

– En vísperas de fin del mundo, si otro quieren, diferente, como pretenden al darnos la bienvenida al Antro de la excelente acogida, a las almas necesitadas del candor de la utopía…

– ¡Y de la hospitalidad precisa!

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Acerca de estos anuncios

Acá parado sobre estos cantos, bajo los saltos sin más dinero y rico por tanto. Solo y cansado desde la altura mirando abajo y contemplandolos, a pies, de paso, venir e ir raudos volviendo a vuestras casas y yéndose, pero con trabajo. Acá pasmado, justo pensando, legando versos por necesarios. Delgado, viejo, lleno de sarro, siendo yo mismo para engendrar cada cambio. Velando mundos que andan errando, lejos de todos pero sin amo. Y amándolos mucho pero olvidandolos, pues luz y fuego son resultados del contacto, no el botón mágico repujado, con el cual se enciende el faro en el que creamos.

– ¡Sin más, ni menos, reflexionando, pensando catálogos que sean modelos de lo buscado…!

Acá en canoa, navegando en cuentos rápidos. El filo de la historia hurgando por los rumbos encontrados, emprendiendo sin cansancio, incurvado frente a palos y con un cristal en mis manos, en el reflejandonos. Infinito cual elástico y callado, resignado en solitario cual desterrado al calvario, que sin cejar se ha escapado, por no poder ser esclavo ni de magos, ni de dados. Con una bolsa entre los brazos y en el pecho un yo clavado, redimiendome el humano y mi animal expulsando. Acá muchachos, dolido el ritmo pero sin llorarlo, curando gastos sanando el faro, volviendo al humo, para enseñarselos.

– Bien metido en las bobinas de un Condado donde se fabrica el talco, que articula el papel blanco.

– Acá indignado fregando, en la márgenes de un continente sin aborígenes que sólo contingentes de indigentes ha forjado, cual la fístula del hielo que por su destino se ha aguado, rodando, sin pago…

– Acá estancado, sobreponiendo desmayos, frente a cascadas varado, en el vacío remando.

Acá encantado, en sobresaltos, liberandome la vida que el cruel espacio ha apresado en un balneario. Buscando el itinerario que me saque del letargo y se lleve al recordarlos, agua y pasado. Acá muchachos, resistiendo y a pulso fresando mi bastón entre colapsos, tentando en cambio, lo aún no logrado. Bien metido en las bobinas de un Condado donde se fabrica el talco, que articula el papel blanco. Legando versos, por necesarios. Rimando tonos con amalgamas, e ilimitando mi espacio. Sobrevolandolos y saltando rápido sin tocarlos, pues sin oxígeno, ni hidrógenos, ni los sabios han pesado aún formularios, antes de llenarlos.

– Acá en lo alto, frotando luz y mojado, pidiendo que los desamparados, sean amparados goteando.

– Acá, calmado, al fin tocandolos; y despojado, de agua y pasado…!

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Acerca de estos anuncios

Just a moment, between us- Photo Eva Moreno BBGC - Copyright — with Victor Del Tuy.

Esta tarde en el ayer hubiera sido de rosas, de labios rojos, de copas y de guitarras llorosas con melodías redentoras que transmitían el saber. Esta tarde en el ayer hubiera sido una hoja vista en el viento caer, un torbellino y una ola en el rostro de una mujer. Esta tarde en el ayer hubiera sido de ula ula y de orugas frente a un carrusel. Esta tarde en el ayer hubiera sido de trusas, de sexo ardor y placer el dedal contra la red oteando extremaduras.

– ¡Esta tarde en el ayer, si a el se pudiera volver, sería justo a mente y única…!

Y esta tarde del ayer traería aventuras, las estrellas y la luna en una cuna, el sol para poderlas ver y las lechuzas, que volarían cuales sueños que se incuban, sobre laderas y curvas. Pero este alarde al parecer se anuncia a oscuras, en una silla, a cigarrillo de pluma y entre reductos de miel untado de visiones rudas. Templando losas que inundan pues las nostalgias procuran, la lluvia. Uñas duras y travesuras, la visiones más confusas y lujurias.

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Hubiera sido de esponjas y de frases de cocktail ornado de uvas maduras, de aleluyas tes con tes y de hermosuras sin coger lucha, pues se solían resolver, bebiendome el bien en pulpa. Hubiera sido de rutas recorridas para ver, de locos sin padecer, de melodías del querer y de dulzuras ilustrando alondras brujas, brotando de las catacumbas. Esta tarde en el ayer hubiera dorado horas al poner, al fuego lento, al vaivén, mis calenturas sin arrugas.

– Pero hoy será esta sin dudas, de salazón sin tropel y de esta prosa sin musas, que dejé…

– ¡Entre tardes del ayer, ya ven…!

Pictures courtesy of Eva Moreno Photographiste in Paris, France